Imaginen que viene un extranjero que lo desconoce todo acerca de nuestro país y ustedes tienen que explicarle qué pasa, como está la nación, el gobierno que tenemos, nuestros problemas, nuestra manera de ser, en fin, lo que vendría siendo un informe de situación. Si les soy sincero, no le deseo a nadie tener que pasar por ese mal trago. Deberíamos empezar por decir que los responsables de llevar adelante a España van de la mano de todos aquellos que quieren destruirla y verla rota en mil reinos de taifas. Deberíamos añadir que los gobernantes son unos demagogos narcisistas y, para remate de penas, unos incompetentes. Que la ley cada día pierde terreno frente a la delincuencia. Que los empresarios son vistos como criminales de guerra mientras que ladrones, okupas y demás casi son ensalzados en coplillas populares. Que sólo por el hecho de ser hombre, si te denuncia una mujer porque dice que la has acosado, ya eres automáticamente culpable, pero que, en paralelo, si eres un violador lo tienes más fácil para que te apliquen la sentencia menor. Que gastamos en administración improductiva millones de millones mientras nos faltan jueces, médicos, profesores, policías, militares, arquitectos, bomberos, infraestructuras y todo lo que conforma el estado del bienestar. Que se indulta o amnistía a delincuentes confesos mientras que al trabajador y a la clase media se la ahoga a impuestos —cincuenta y dos nuevos llevamos con Sánchez— y te ponen unos recargos imposibles si no pagas a tiempo. Que hay casas en las que, trabajando padre y madre, hay necesidad y los hijos lo pasan fatal y tienen que ir a buscar comida en Cáritas porque los sueldos no llegan. Y que mientras los españoles pasamos por este calvario, la inmigración ilegal campa a sus anchas, se subsidia sin control ni medida, las pateras no dejan de venir a nuestras costas llevando a hombres jóvenes en edad militar y de fuerte constitución. Que las principales organizaciones criminales han trasladado sus sedes operativas a España, véase como ejemplo la Mocromafia. Que la mayoría de medios de comunicación están comprados por el poder y mienten como bellacos.
En fin, que a pesar de que el español es buena gente, cumplidor de la ley y respetuoso con sus mayores y sus tradiciones, le han robado su patria debajo de los pies y ahora pende de un hilo con el vacío esperándolo.
A lo mejor sería más rápido explicar lo que pasa en España con un ejemplo práctico: para los que mandan en España un demócrata como el presidente Milei o una demócrata como Giorgia Meloni son unos terribles fascistas a los que hay que combatir mientras que Hamás son una gente con la que se puede hablar «porque Israel es un estado agresor y genocida que mata niños». Y que los jueces son fachas y que los políticos que no son de los suyos, también. Ese resumen, de por sí aclaratorio, podría todavía abreviarse más diciendo: mire, España está a medio minuto de convertirse en otra Venezuela.