Prietas las filas, Valladolid acoge desde hoy la convención del PP. Ni convulsión, ni fractura. Este es el discurso oficial. Por contraste, se minimizan datos y valores relevantes. Duele España. Juzguen ustedes.
Este fin de semana, 2.500 cargos del Partido Popular
se reúnen en Valladolid en una Convención Nacional.
No viene mal recordar a los congresistas unos cuantos datos:
– España sigue con casi seis millones de parados según la EPA, a pesar de que la tendencia parece revertir;
– la cifra de suicidios en España creció en 2012 hasta los 3.539 casos, un 11,3% más que el año anterior y es la mayor que se ha registrado desde 2004, según el INE;
– los nacimientos se ha reducido por cuarto año consecutivo, dejando la tasa de natalidad en 1,32 hijos por mujer. El INE relativo a 2012 muestra una radiografía de hijos únicos, madres cada vez más mayores y un importante incremento de fallecimientos;
– la familia sigue postergada de las políticas oficiales:
– el número de abortos ‘legales’ computados oficialmente desde 1985 se acerca ya a los dos millones, que se dice pronto;
– las excarcelaciones de etarras se multiplican, hasta el punto de permitir pensar que estamos ante una amnistía con cambio de ‘cromos’: ‘paz’ (no mato) por presos (a casa); nadie habla de arrepentimiento o perdón;
– los episodios de corrupción se multiplican;
– Lomce: el PSOE pone pies en pared y el Gobierno cede…
– Sanidad: el PSOE pone pies en pared, y el Gobierno cede…
A finales de 2013, los dirigentes del PP sabían por las encuestas y por el ruido de la calle que el desgaste que estaban provocando sus políticas para evitar el rescate era importante, entre otras razones porque el gasto no se aminoraba;
Desgaste sobre todo por los mencionados casi seis millones de parados que todavía tenemos en España, y un millón ochocientas mil familias con todos sus miembros deempleados.
Y desgaste por unas letales subidas de impuestos para cumplir los objetivos de déficit, que no figuraban en el programa electoral.
Este era un desgaste previsible. Y España va poco a poco superando la extrema gravedad de la situación heredada de Zapatero.
Pero hay otro ‘desgaste’ -más bien un ‘viraje’- que se ha superpuesto a éste: el del incumplimiento de principios y valores que configuraban el ADN del partido.
¿En qué temas? La lucha antiterrorista, en la que parece que los vencedores son los etarras y sus aliados; el reparto político del poder judicial, que hoy es noticia; la falta de una estrategia firme para atajar el desafío soberanista de Artur Mas y defender la unidad de España; las grietas no suficientemenmte aclaradas en temas de corrupción; el carajal del debate abortista que no defiende con claridad la vida del concebido y no nacido, etcétera.
No parece que a estas cuestiones se le puedan llamar mero ‘desgaste’.
Son principios y valores importantes, y así parecen entenderlo el expresidente Aznar y Jaime Mayor Oreja -que no van a Valladolid-, la marcha de Ortega Lara, Vidal-Quadras y Santiago Abacal al nuevo partido Vox, ó declaraciones/artículos de Esperanza Aguirre y algún otro barón.
Si los dirigentes del PP minimizan los temas de fondo y los datos que reflejan una civilización realmente maltrecha, y persisten en afirmar que no pasa nada, se equivocan. Hay marejada en una España doliente.