«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Ecuador: un presidente (Rafael Correa) ante el aborto

10 de enero de 2014

El control de la natalidad persigue así un doble efecto:

Primero: disminuir la migración. Segundo: proteger los recursos naturales que –en opinión de algunos norteamericanos– pertenecen exclusivamente a Estados Unidos.

Lo anterior está contenido en el Documento «Memorandum del Estudio de Seguridad Nacional-200», conocido como «Informe Kissinger», desclasificado por el gobierno de Estados Unidos en 1989. Entre otras cosas, dicho documento señala que “ningún país ha reducido su población sin recurrir al aborto”, y que el aborto constituye «el método de control de fertilidad más difundido en el mundo de hoy”.

Esta agenda antinatalista se promueve en todo el mundo a través de la Organización de las Naciones Unidas. Ciertamente, la ONU hace muchas cosas buenas, pero a través de el Fondo de Población de Naciones Unidas se procura desde hace varios años imponer el aborto en los países en vías de desarrollo. Señores Ministros, hablo con pleno conocimiento de causa: Yo misma trabajé durante años para el Fondo de Población de Naciones Unidas.He sido responsable de la implementación de diversos programas de salud sexual y reproductiva. Este término –y así lo reconocen las feministas– no es más que un eufemismo para introducir el aborto.

Aquí, en este documento, reconozco que yo misma he llevado mujeres a abortar.

Sin embargo, hoy soy consciente de que esto no ha servido en absoluto para mejorar la condición de la mujer. Su situación económica no mejora con el aborto; las situaciones de violencia contra la mujer no terminan después del aborto; y, lo peor de todo, la mujer después del aborto se encuentra más sola que antes.

El aborto se convierte no sólo en un instrumento de control por parte de naciones poderosas, sino que constituye una forma más de esclavizar a la mujer, convirtiéndola en mero objeto sexual. A la imposición ideológica y eugenésica se añaden también fuertes intereses económicos. En varias de nuestras visitas a las mesas de trabajo de la Asamblea en Monticriste, hemos demostrado ya el gran negocio del aborto. Me limitaré a añadir que la IPPF –que administra gran parte de las cámaras de aborto en el mundo– en el 2004 reportó utilidades netas por 96 millones de dólares.

La fundadora de IPPF, Margaret Sanger, afirmó también que «la acción más misericordiosa que puede hacer una familia numerosa por uno de sus miembros más pequeños es matarle».

Señores y señoras Asambleístas:La propuesta abortiva de incluir los derechos de salud sexual y salud reproductiva en el proyecto de Nueva Constitución, constituye la cristalización de una agenda internacional impulsada por transnacionales y organismos internacionales.

El aborto constituye una herramienta más del imperialismo de una oligarquía plutocrática, que pretende imponer sus políticas a los países menos desarrollados. Esto constituye además una gravísima violación a la soberanía nacional. Frente a esto, Ecuador debe repeler decididamente imposiciones extranjeras de esta índole.

La reforma que se plantea derechos reproductivos es inconstitucional; no sólo contraviene principios fundamentales de Tratados Internacionales y de Derechos Humanos Fundamentales, sino que representa la sumisión a fuerzas extranjeras contrarias a los intereses nacionales. Por tanto, resulta pertinente que el DERECHO A LA VIDA DESDE LA CONCEPCIÓN (sic) sea incorporado en los derechos civiles, como un derecho fundamental de todos y todas losas Ecuatorianosas: POR UN ECUADOR LIBRE Y SOBERANO (sic). Muchas gracias.

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* (Red pro Vida Ecuador)

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