«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.
Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.

Hay que derrocar a esta nueva casta okupa

11 de agosto de 2024

Los españoles aguantamos carros y carretas hasta que una gota colma el ánimo y se monta un dos de mayo. El 15M estalló porque la gente estaba harta de un milagro económico que sólo repartía migajas, cansados de que tanto se quedara por el camino. Pero una tropa de vivales se apropió de la bandera, engañó al personal y montó varios partidos que no eran más que agencias de colocación de los suyos. Hay que acabar con la casta, decía la izquierda. Y acabaron con una para instaurar otra. Una casta que roba, da un golpe, destroza la convivencia y la economía, y se va de rositas. La que juega tranquilamente al golf mientras los trenes que están bajo su responsabilidad se van a la mierda. La que borra los delitos de sus socios —o mejor, cómplices— por unos minutos más de poder. La que adultera órganos judiciales, rehabilita a delincuentes con carnet y se reparte créditos y subvenciones. La nueva casta fue capaz de movilizar un helicóptero para secuestrar a un bañista durante la pandemia. Y ahora nos quiere hacer creer que se le escapó Puigdemont. Qué burla. Uno tiene su investidura y el otro ese teatrillo cutre para salvar la cara. A eso ha quedado reducida la épica de ese idiota. A costa de seguir destrozando el estado de derecho y el poco prestigio que nos queda.

Puedes sufrir el ataque de los medios y la persecución del poder si te sales de la línea impuesta o contar con todo un coro mediático que lava bien blanco cualquier barbaridad. Se te tiran encima si eres un youtuber que reside en Andorra o trabajas en una diputación extremeña y vives como un rajá en otro país para ahorrarte impuestos porque te apellidas Sánchez. Depende. Te arruinas por la crisis del COVID o aprovechas la situación y te haces de oro vendiendo material defectuoso. Todo depende. Tienen el carnet. Sí se puede. Y luego sáltate tú un plazo de pago. Intenta hacer un trámite. La casta puede montarse una cátedra sin los requisitos necesarios desde la que hacer un lobby descarado y ventajista o cortar una vía principal de una gran ciudad durante un año y no pasa nada. Pero tú te pasas un minuto de la zona azul y te crujen. Puedes bajar a segunda división tras decisiones arbitrales inexplicables o seguir como si nada después de haber comprado a los árbitros para adulterar la competición. Depende. De ser o no más que un club.

Hubo otro dos de mayo contra Sánchez. Pero las derechas lo perdimos. Debemos reflexionar. En Venezuela, sólo la coordinación, la unión de todos, hace tambalear al régimen. Tengo un amigo de allí que sigue haciendo negocios a pesar de las dificultades. Está en el sector del lujo. Tras unos años de ajuste, le va casi igual de bien. Antes servía a la clase adinerada. Ahora le compran los militares. La nueva casta. Aquí nos pasa lo mismo. No son militares —todavía—, pero los militantes se han hecho con nuestra casa. Son la nueva casta. Son okupas. Ojalá el próximo dos de mayo. Ojalá.

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