El manifiesto de 33 magistrados catalanes considerando válido el llamado por los independentistas ‘derecho a decidir‘ es la penúltima muestra de como en un país como el nuestro, antes llamado España, la perversión del sistema ha llegado a tal extremo que la Justicia y los jueces están dispuestos a poner su firma bajo cualquier premisa por ilegal o inconstitucional que esta pueda llegar a ser. Y de como se ha llegado a tal inversión en los procederes lógicos de cualquier Estado de Derecho que, en primer lugar se coloca el objetivo político – en éste caso la independencia – y después se buscan las herramientas necesarias para apuntalarlo jurídicamente – o así -. Bien lo saben algunos procesados de postín -que lo fueron, como Mario Conde- y bien lo han escrito y descrito; de qué modo y en qué manera fueron, primero víctimas de una condena política y después, de un tortuoso y alambicado procedimiento legal – que muchos podrían llamar sin ambages prevaricador – para conducirles durante años a una celda.