«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

La derecha es tonta y siempre lo será

4 de junio de 2024

Muy comentada hoy la performance de un señor que ha ido a pegarle a otro en su trabajo. El hombre en cuestión se llama Pugilato y el otro es un cómico que pudiendo llamarse comicato se apellida Caravaca.

La discordia parece que empieza por un tuit escrito sobre un bebé, un recién nacido del que se enuncia la posibilidad remota, pero a sus ojos real, de que en el futuro pudiera ser gay. El ser gay lo expresa de un modo en exceso gráfico pero, ciertamente, lo que hace es celebrar una posibilidad cósmica que, en su opinión, contrariaría mucho al  orgulloso padre, como si a un animalista se le deseara un hijo torero. Es como una maldición gitana woke.

Esto no es bonito porque habla de un bebé y de un futuro de prácticas sexuales lo que vulnera un poco o bastante la sagrada esfera de cortesía y respeto con los niños. Son ángeles, no tienen sexo, ni lo tendrán. Se comprende la irritación del padre, cierto asquito preventivo y hasta un ánimo vindicativo, pero no parece que el comentario sea delictivo, y, bien mirado, veja más al que lo emite que al que lo recibe. Sin embargo, Pugilato se fue a por Caravaca y le arreó un sopapo, zanjando así, de paso, el debate aquel sobre los límites del humor. Le da a mano abierta, estilo Bud Spencer, tampoco mucho más. Al hombre le detiene un escrúpulo ante la nula respuesta del blando cómico. Parece que le mueve un sentido esteroidal del honor, no la crueldad.

Esto está siendo muy celebrado. ¡Viva John Wayne! Pero ¿es liarse a golpes la forma de resolver las cosas? Algunas cosas sí, pero ¿era para tanto? Los «Yo por mi hijo mato» lo aplauden, aunque, si hemos de ser estrictos, en el tuit no hay insulto alguno.

El caso nos revela que estamos rodeados de derechistas duelistas partidarios de dar hostias a la mínima, y por supuesto hostias con justificación filial; y que a la derecha le gusta esto aunque engorde el caldo del relato de la izquierda y sus muchos medios sobre la amenaza al mundo LGTBI, cuya festividad se acerca.

En vísperas de elecciones, cerca del Orgusho, va Pugilato y delante de las cámaras calienta el morro a un cómico inofensivo (quizás gay, pensé que era gay, ¡podría ser gay!) por haberle deseado un hijo homosexual. ¡Muy inteligente! ¿No creen, sin embargo, que confirma de un modo demasiado evidente las caricaturas de todos estos años?

Esto se lo imputarán mundialmente, ya no hispánicamente, a Vox, a la «ultra derecha»; lo cual supongo será muy del agrado de los pululantes: la derecha CNI, los que consideran que el Sistema se tambaleará rompiendo unas papeletas, la derecha Chesterton —temerosa eso sí de que sangre de cómico pueda dañar la superficie de sus escarpines de ante—;  los que quieren sacar a toda costa a España de la OTAN sin haber salido ellos de casa de los padres, los que pretenden la desamortización generacional, los rojipardos que a veces son pardos pero cuando hay urnas siempre rojis, etc.

La derecha es tonta y siempre lo será. Que un hombre con signos evidentes de estar a la derecha de lo que está a la derecha de lo que está a la derecha de lo que está a la derecha de González Pons le zurre a un cómico gordinflón por un quítame allá esas pajas podría ser hasta disculpable (not my cup of tea) pero desde luego no es digno de aplauso, ni «civiliza», ni contribuye a causa alguna. Salvo, claro, que la causa no sea ganar alguna vez y defender, por ejemplo, la vida. Sino mariposear alrededor de Overton con las antedichas fórmulas divisivas.

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