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Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios

La lista más botada

25 de enero de 2023

Feijóo tiene fijación con alejarse de Vox. Quizá el caso más grave haya sido volver la espalda a las tímidas medidas provida de Castilla y León y el más palpable su ausencia de la gran manifestación del sábado en Madrid. El más increíble, sin duda, es la transformación del afable doctor Jeckill que es Juanma Moreno Bonilla en un Mr. Hyde que, entre homenaje y homenaje a Blas Infante, critica a Vox con saña almohade. Ya he escrito de la táctica electoral que sostiene esto y de la torpeza a medio plazo que conlleva.

Feijóo ha dado un paso más. Propone un acuerdo a Pedro Sánchez para que en todo caso gobierne la lista más votada. Esto demuestra la fijación, pero también hasta qué punto(s) puede ser autolesiva. Hasta siete puntos:

1- El Partido Popular reconoce explícitamente lo que indican todas las encuestas. El sistema de mayorías y pactos de gobierno que rige en España no es suficiente ya para frenar a Vox. Por eso urge, según Feijóo, levantar una barrera nueva o, mejor dicho, sacar del campo a Vox, que —siendo el tercer partido de España— resultaría la lista más botada.

2- Así queda expuesto un hecho espeluznante: Feijóo teme más al programa de Vox que al del PSOE. Según su propuesta, prefiere que se aplique el 100% del programa del PSOE antes que menos del 50% del programa de Vox, aunque el resto sea el suyo. O sea, el programa de los verdes le irrita más del doble que el de los socialistas.

3- ¿Conoce a sus votantes? Concedo que algunos que le vengan del PSOE histórico compartan alergias contra Vox, pero el grueso de los votantes de Feijóo —su suelo electoral— prefiere incluso el programa electoral de Abascal al del propio PP, aunque luego voten al PP por la costumbre y/o el cálculo. Así que imagínense lo que sienten los votantes del PP que ven que Feijóo está dispuesto a dejarlos en manos de Sánchez, aunque cupiese un pacto con Vox.

4- La propuesta de Feijóo, tras el jaleo de los latidos, engrandece la figura de Juan García-Gallardo, pues parece ad hominem. Que la mujer embarazada pueda oír el latido del corazón del feto ha precipitado que se trace corriendo, con el corazón en la boca, esta línea roja electoral.

5- Tan precipitada… que no se ha pensado ni en el día después. ¿Cómo se controlará al gobierno de la lista más votada? ¿Se le permitirá legislar en minoría o, en cambio, sí podrán votar sus leyes en contra el segundo y el tercer partido? ¿Implica la medida de Feijóo renunciar a la moción de censura que nuestra Constitución prevé? ¿Nos va a colar una Gran Coalición por la puerta de atrás con la boquita pequeña? Esta es la tesis del sagaz Girauta: «La propuesta de Feijóo de que gobierne la lista más votada busca que el PP pueda gobernar sin apoyo de Vox y con la abstención del PSOE en caso de ganar con mayoría relativa. Y eso significará que ninguna de las leyes ideológicas de la izquierda será derogada».

6- Feijóo en su espejo se cree que propone el sistema de la doble vuelta, que favorece las opciones de centro, como se ve en Francia. No es eso. Si su proposición fuera aceptada por el PSOE y asumida por el votante medio, supondría la laminación de las fuerzas minoritarias. Habría una segunda vuelta… ¡sin primera vuelta! Imposibilidad ontológica que impediría al ciudadano votar en conciencia ni siquiera por una vez.

7- Algunos analistas sostienen que esta propuesta es un brindis al sol para cubrirse las espaldas ante los inevitables pactos con Vox que sobrevendrán después de las elecciones. Si esta fuese su intención y no la pequeña Gran Coalición vergonzante, más que un brindis lo veo como un regate a sí mismo. Demoniza él solo —en la medida de sus posibilidades— a quien será su socio de Gobierno. Mal negocio: como escupir hacia arriba o hacer lo otro a barlovento.

Tras los siete puntos, volverá a la casilla de salida, pero llevando a la espalda la mochila de haber propuesto esta medida imposible, contraproducente y freudiana, fruto de una fijación contra Vox que nadie le pide, salvo sus enemigos. A él le convenía haberse ahorrado este giro al centro de 360º, pero a nosotros, para calarlo aún más, nos ha venido bien.

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