«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios

Las cuentas claras (y las oscuras)

5 de julio de 2023

Por suerte, lo puse en Twitter corriendo y no me lo guardé para escribirles a ustedes mi artículo de hoy. Se trataba de mi escándalo con la frase de Feijóo de que si el PP alcanza los 150 escaños exigirán a Vox un gobierno en solitario. Era un escándalo doble, que tal vez ya me hayan leído.

En primer lugar, jurídico o institucional. No me parece sano, en una democracia tan sacudida en sus cimientos como la española, estar sacándose nuevos conceptos como «mayoría suficiente» o «la cuasi absoluta». Eso confunde y desestabiliza, cuando necesitamos mucha solidez y claridad. Tenemos minoría, mayoría simple y mayoría absoluta, y pare usted de contar. Para gobernar en solitario, vale la absoluta. La mayoría simple, que es uno menos que la mitad de la cámara y de ahí para abajo, no te faculta para exigir nada a nadie, sino para negociar.

En segundo lugar, me escandaliza la obsesión del PP con Vox en toda esta precampaña. Ha dejado en segundo plano el poderoso sentimiento antisanchista que imperaba en la sociedad y que funcionó como una cosechadora en las municipales. Obsérvese que el PP no propone casi nada y casi no ataca al Gobierno, pero que todos sus discursos concluyen con la exigencia de conseguir una mayoría que esquine a Vox. Se están confundiendo de enemigo. Tendría que ser al revés: exigirle que saque esos 150 escaños que dicen o los que sean que sumen y que no exija en base a sus cuentos de la lechera.

Eso habría dicho otra vez, hasta que la cuenta de Twitter de Vox Retiro me hizo caer en otra cuenta, en los dos sentidos, de darme cuenta y de echar cuentas. Feijóo está siendo más taimado de lo que yo creía. Dice ese número de 150 diputados, para animar a que le voten los que no quieren ver a Vox en el Gobierno, pero, sobre todo, para preparar a todos sus votantes a que si no llega a los 150 tendrá que gobernar con Vox. Es finísimo, Feijóo, sí, y, sobre todo, el o la que escribe en la cuenta de Vox Retiro.´

Y además es feísimo, en este caso, sólo Feijóo. Está tendiendo una trampa a sus propios votantes. Viene a decir: «Si ustedes no me aúpan a una mayoría de 150 diputados, entonces la culpa de que yo tenga que pactar con Vox no será mía». Tanto descargarse de su responsabilidad en quien aspira a ser responsable del Gobierno es preocupante. Y es un tic. Recuérdese que también imputa al PSOE que no le apoya, como él querría y le suplica, el que tenga que pactar con Vox. El escaqueo de su responsabilidad es clamoroso y se suma a la falta de inteligencia de transmitir ese desdén y esa desconfianza con el único socio posible que le tiende de verdad la mano, aunque él se la tienda al PSOE.

¿Y qué pasa si saca 151 y Vox no cede —como no lo hará— a su exigencia de gratis total? Pues que Feijóo se marcará un María Guardiola o un López Miras y se pondrá a pelear contra las matemáticas cargándose de la razón que no tiene. Se me ocurren muchas razones sustantivas para votar a Vox, pero hay una procedimental poderosa: que no pasen de 150 en el PP y no nos obliguen al alipori y a la pérdida de tiempo de los negacionistas de la negociación.

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