«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.
Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.

Los malos y los estúpidos no descansan

30 de junio de 2024

Hay minorías y minorías. En esto también hay clases. Y nuestros queridos gobernantes deciden sabiamente ocuparse de unas y abandonar otras. Hace tiempo preguntaba a mis hijos qué temas de actualidad comentaban más con sus amigos. Tenían 16 y 19 años. Las políticas trans, me decían. Y yo no daba crédito. Vivían, viven, en el país europeo con mayor abandono escolar, la mitad de nuestros jóvenes está en paro, la mitad de los que trabajan no hacen sino encadenar trabajo precario, el acceso a la vivienda está imposible… y a ellos les preocupaban las políticas trans. Pero está muy bien pensado. A los gobernantes ya no les preocupa cambiar la realidad sino mantener el puesto para acceder al reparto. En eso gastan sus energías. Solucionar el problema de la vivienda es sencillo y muy trabajoso, por poner un ejemplo. Se trata de construir pisos. Pero llevar a cabo cualquier actuación desde lo público es enormemente complejo. Un simple contrato menor es un quebradero de cabeza. Imaginen un hospital o una carretera. Es más fácil proteger al okupa y complicarle la vida al propietario aunque eso empeore el problema. Resolver el reto de la inmigración ilegal es fácil y complejo. Requiere impedir la entrada. Y ocuparse de los que lo han conseguido. Permitir que subsistan practicando el top manta, por poner un ejemplo, sólo traslada el esfuerzo a los comerciantes que les mantienen con sus pérdidas. Okupas y manteros son lo mismo. Externalizaciones de un sistema que cada vez hace más aguas.

Pero hablábamos de minorías. Siempre se ha dicho que la petición de una enseñanza en español en las comunidades autónomas con dos lenguas oficiales era minoritaria. Que no valía la pena atender a cuatro gatos. En esto de las minorías hay clases, decía. La minoría trans, por ejemplo, está muy arriba. Y, al fondo del todo, en lo más bajo, anda la minoría españolista. En la Comunidad Valenciana, donde gobierna «el coco» no perdemos derechos. Todo lo contrario. Se ha cambiado la ley que imponía una lengua en la enseñanza y en el acceso al empleo público. Y 107 colegios acaban de acogerse a ella. En cuatro días. Toma minoría.

Llega el ansiado, el necesario verano. Tras un año de trabajo y disgustos, uno, que es afortunado, se dispone a centrarse en lo que realmente importa. Pareja, familia, amigos, cervezas, desconexión y deporte. Hay un hartazgo, una saturación tras una temporada de elecciones, pactos imposibles, indultos, amnistías, financiaciones singulares, humillaciones, burlas, pago a Hacienda, peleas contra una administración hostil e inútil, asalto y reparto de la justicia… Cada vez más gente renuncia a la actualidad. Por salud. Frente a una realidad cada vez más amarga cobra sentido tomar distancia, cerrar la puerta a toda esa toxicidad. Pero los malos no descansan. Y los estúpidos tampoco. Así que hay que coger fuerzas. Por nosotros, por los nuestros, por la patria. Prepararse para la nueva temporada de esta larguísima serie que se llama España y que atraviesa una de sus peores temporadas. Vivimos una de las épocas más privilegiadas estancados por nuestra propia estupidez. Si a estas alturas del partido seguimos haciendo el chorra, nos merecemos lo que nos pase.

.
Fondo newsletter