«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.
Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.

Oráculo inverso

26 de marzo de 2023

Tuve un compañero en el Congreso al que llamábamos oráculo inverso. Bastaba que el Fulano soltara una idea para que supiéramos que había que hacer lo contrario. Era un técnico excelente y un político mediocre. La política exige un instinto, una capacidad de leer el pulso de la calle, «de ver tres o cuatro pantallas más allá» que muy pocos poseen. Fulano se empeñaba en pisar charcos innecesarios, no sabía de estrategia, trataba a los votantes como adultos y pretendía decir la verdad en periodo electoral. Un escándalo.

Lo he recordado esta semana. La de la moción de censura del «por qué no te callas» que el viejo profesor soltó a Sánchez. Esa en la que vimos un nuevo episodio de la eterna precampaña de Yoli, la ministra de trabajo del país con más desempleo de Europa, la maquilladora del paro. Un Iglesias trans, incomprensible esperanza roja que se permitió aleccionar al aspirante hablándole como hace con todos: como si tuviera diez años. Escuché una lisérgica intervención de Aitor Esteban, el recoge nueces del tractor, que habló de buques butaneros, ovnis y un desguace mexicano. Rufián hacía pausas de fumao acodado en la tribuna como si estuviera en un bar de ese Madrid que tanto le gusta mientras Baldoví, a gritos, demostró respetar a los mayores tanto como a las menores… Qué espectáculo. Entendí la perplejidad de Tamames y no me extrañó que la ministra de Igualdad asistiera a la sesión mascando aperitivos. No era para menos.

La figura del oráculo inverso no es tan rara. Abunda en nuestro Gobierno. Con Bildu no vamos a pactar, España no tendrá más allá de algún caso diagnosticado, prefiero vivir en Vallecas y saldremos más fuertes. Pero nadie la encarna como las perpetradoras del sólo sí es sí o la infumable ley trans.

Los violadores no se beneficiarán de las reducciones de condenas, decían: van más de 800. No habrá hombres interesados en cambiar de sexo para conseguir las ventajas que poseen las mujeres: el registro civil está colapsado por las peticiones. Es absurdo, no hay tales beneficios, responden. Que se lo pregunten al marido de Juana Rivas, la delincuente indultada por el Gobierno. Ningún varón entrará en una cárcel de mujeres: «Abusa de su hermanastra como Juan y se cambia de sexo para entrar en la cárcel como Irene». Qué gran titular. No habrá forma de que algún avispado aproveche la ley para acceder a una oposición con ventaja: un aspirante a policía se examina del teórico como hombre y aparece en las pruebas físicas con una declaración notarial que le identifica como mujer. ¿Sigo?

Todos estos despropósitos se ridiculizaban como imposibles ocurrencias de señoros machistas. Eso decían Irene y Pam de forma burlona ante una audiencia subvencionada que daba palmas y reía sus gracias.

Quien iba a decir que los hombres que no amaban a las mujeres encontrarían tan dura competencia. Que aparecería un nuevo enemigo. O enemiga. O enemigue: las mujeres que no amaban a las mujeres.

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