Un par de Airbus 310 y cinco Falcon 900 es la flotilla que el Reino de España dispone para las misiones institucionales. Puede que sean suficientes pero dos fallos, un par, dejan a alguien en muy mal lugar.
Parece que el hecho de que el Principe y con el mismo avión, un Airbus 310, haya sufrido dos percances, un par, en sendos viajes, un par, al nuevo continente en poco espacio de tiempo es casual y nada tiene que ver con el estado de los aviones ni con los responsables de su mantenimiento. Es mala pata.
En Ciencia lo casual suele ser lo desconocido y deja de serlo cuando la ciencia avanza y lo explica. En ingeniería lo casual suele ser lo más planificado y basta con analizar el hecho para detectar el problema y, conocido éste, aplicar la solución. Un par es lo que le debe faltar a alguien para cortar por lo sano el ridículo que estamos haciendo con estas averias: avión nuevo, revisión a fondo o equipo de mentenimiento a limpiar hangares, ellos sabrán.