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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¿Qué está pasando en Siria?

14 de abril de 2017

El ataque de Donald Trump a la base aérea del ejército sirio ha dado lugar a multitud de especulaciones. Por lo pronto, el “nefasto” Trump ha visto desaparecer buena parte de las habituales críticas en los medios de comunicación precisamente por haber atacado a uno de los malos oficiales: el gobeno de Al Assad.

El ataque es doblemente ilegal: pese a ser un acto de guerra contra un país que no supone una amenaza para los EEUU y que tampoco les ha atacado, no cuenta con el apoyo del Congreso -el único que puede declarar una guerra- y tampoco con el de la ONU, teórico garante del orden internacional. Pero lo que a nuestro juicio es más grave es que no cuenta tampoco con el apoyo de los millones de votantes que le eligieron a él precisamente para que los EEUU no anduvieran por el mundo metiéndose en guerras en las que en el fondo no les iba nada. Cualquiera con algo de tiempo puede consultar en internet las declaraciones del entonces candidato durante la campaña presidencial última.

Por eso muchos han hablado abiertamente de “traición”. Pat Buchanan, el más claro referente ideológico e histórico -recuérdense la “brigadas Buchanan” de la campaña de 2000- se pregunta: “¿Nos está alistando Trump al Partido de la Guerra?”. Los chicos de “The Weekley Standard” y “Commentary” andan muy contentos con la posibilidad de meter a los EEUU en una nueva guerra en Oriente Medio. Como se ve, cada uno en su papel. Pero… ¿qué sentido tiene todo esto?

Primero, es muy difícil de ver cual es el beneficio de Al Assad en utilizar armas químicas contra un enemigo que está perdiendo la guerra a velodidad creciente. Los únicos que pueden sacar algo del uso de este tipo de armas es la “oposición” y el ISIS, al provocar la indignación mundial contra Al Assad. ¿Es entonces Al Assad un imbécil? Lo dudamos mucho.

Segundo, ¿por qué avisaron los EEUU a Moscú del ataque? Desde luego, no para buscar el efecto previsto; es decir, darle una lección a Al Assad. Al-Jazeera y Al-Arabiya han mostrado daños muy limtados en la base aérea siria. De hecho, el día siguiente se lanzó un ataque contra los islamistas desde la misma base atacada. Escasamente unas horas después de la noticia, Russia Today informaba de que solo unos 20 de los más de 50 misiles habían hecho blanco y hablaba de “baja eficiencia”.

Tercero, es sorprendente que se de credibilidad a organismos sirios de “derechos humanos”, una vez pasada la experiencia de Ahmed Chalabi en el caso de Iraq en 2003, que resultó ser un embustero contumaz capaz de arrastrar a los mismísimos EEUU a la guerra.

Nada de esto cuadra mucho y eso es lo que ha llevado a algunos a pensar en la posibilidad de ataques de “falsa bandera”. Ya en enero, el republicado Ron Paul avisó de que tanto el “deep state” como potencias extranjeras podía utilizar acciones de “falsa bandera” para intentar arrastrar a la administración Trump a un nuevo conflicto. Sinceramente, lo vemos poco probable. Más cuando parece ser que el propio Trump, a causa de las imágenes de niños supuestamente muertos por armas químicas, decidió el ataque. Lo que no es nada raro es la intervención de potencias extranjeras: la red está literalmente plagada de información sobre los estrechos vínculos de Jared Kushner, asesor y yerno del presidente, con el Partido Likud y con Netanyahu. Todos ellos han aplaudido el ataque desde el principio.

Dos posibles explicaciones de lo sucedido

A nuestro juicio se abren dos hipótesis para explicar los sucedido: la primera, puesta en circulación por Eric Trump, hijo del presidente, Donald Trump ha escenificado un enfrentamiento con Rusia para sacudirse de encima las sospechas de connivencia con Rusia en su propia elección presidencial. Ahora nadie dudaría de que el presidente puede sacudir a los Rusos en las narices. Más aún, con la aquiescencia de Trump a la integración de Montenegro en la OTAN.

La seguna hipótesis es la intervención del “lobby” sionista en todo el asunto. Hasta el ataque las cosas iban razonablemente bien. Trump había dicho que los sirios debían decidir su propio futuro y había conversaciones al menos en grado inicial. Puede que esto no gustara a todos. Hacemos aquí un inciso para decir que cualquier valoración de la política exterior estadounidense que menosprecie u omita el papel del lobby sionista o es falsa o es en buena parte infundada. Es una pena que no pueda hablarse de estos asuntos abiertamente y que muchos hagan una autocensura real para pasar por “políticamente correctos”. Naturalmente, el “lobby” sionista no es Israel, como pretende cierta propaganda, si no solo un agente más en el juego internacional de la región, que pretende rodear a Israel de un montón de Estados fracasados, sin potencia militar, con el fin de lograr el liderazgo exclusivo de la región para varias generaciones.

Si los acontecimeintos que estamos presenciando corresponden al primer escenario o al segundo lo veremos en los próximos meses: si las aguas vuelven a su cauce y el contexto de la guerra en Siria avanza hacia una negociación razonable se tratará sin duda de un hito más en la lucha de Trump contra su “deep state”, una jauria de demócratas fanáticos, neoconservadores, belicistas varios y oscuros intereses de diverso tipo.

Si lo que se produce es una tensión creciente, será sin duda que el “lobby” sionista está haciendo valer sus derechos y su ayuda en la campaña. Al fin y al cabo no es un secreto para nadie que a Kushner y a Netanyahu solo les falta irse de vacaciones juntos.

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