La vista de Rajoy a Obama en la Casa Blanca es signo de normalidad.
Obama recibió ya en su momento a Zapatero que, acompañado por su familia, posó y pasó a la posteridad como un homenaje a Hallowen. Fuera de coñas, con aquella vista se volvia a la normalidad entre mandatarios de paises que, desde hace años, se llevan tradicionalmente bien. Rajoy ha seguido en la misma línea y eso es bueno, francamente bueno.
Sin entrar en la impresión que debió llevarse Obama entonces, para valorar la actual visita basta recordar que una célebre noche Obama tuvo que llamar a ZP recriminándole su inmovilismo y azuzándole a mover ficha para no irnos simplemente al carajo. Si cuando recibe ahora al sucesor de Zapatero, España ya no es problema, está saliendo de la crisis y más o menos funciona, es normal que Obama alabe su liderazgo. Es entonces un piropo por comparación, sin más, pero tambien sin menos; enhorabuena.