'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
La recepción real y los «antisistema»
Por Mario Conde
12 de octubre de 2015

La polémica desatada por el mero hecho de que Iglesias, líder de Podemos, decida no acudir a la recepción real del 12 de Octubre me parece de nuevo organizar fuegos de artificio. 

A mi me resulta totalmente indiferente que vaya o se quede en casa, o que se divierta en el parque público que le quede mas a mano. Esa excusa de que tiene que atender a actos sociales —o algo parecido— es pueril, demagógica, ridícula y esencialmente estúpida, y si no que concrete a qué actos se refiere, en qué actividades se van a concentrar esa asistencia social que propugna. Se trata de un lenguaje dedicado a una suerte o clase de sus seguidores. De nuevo los actos del líder pensando en lo que piensen los demás y no en lo que piensa uno mismo. Pero esta es la clase de políticos que fabrica nuestro sistema. 

A mi me habría parecido mucho mas sincero, honesto, directo y claro, decir que no va sencillamente porque es republicano, porque no cree en la Monarquia, porque no le gusta la presencia de determinados políticos, en fin, lo que quiera, menos la estupidez esa de que ese día debe dedicarse a labores asistenciales y a la defensa de la igualdad. Otra cosa es que mientras tengamos esta Constitución debemos respetarla y en ella está localizada la forma monárquica. Pero el respeto no equivale a aquiescencia. Es decir, respeto la Constitución, pero como no creo en la monarquia, quiero cambiarla por métodos legales y pacíficos. Y como no creo en ella no participo en actos monárquicos. Es un poco pueril  porque ese acto no es monárquico sino constitucional. Pero, en fin, es menos infantil esa excusa que decir no se qué de asistencia social y defensa de igualdades.

Ahora bien la repuesta del Ministro Fernández Díaz tiene mas calado. Asegura que esa negativa a asistir es propia de políticos anti sistema. A mi eso de antisistema es algo que me chirría desde hace muchos años. Los defensores de ese lenguaje quieren convertir al que ellos llaman antisistema en una suerte de terrorista de una banda política. Bueno, quizás no tanto, pero sí, desde luego, en unos individuos que quieren demoler todo lo existente sin ofrecer soluciones alternativas. Se trataría de una suerte de anarquismo demoledor sin nada que ofrecer. 

Pues este razonamiento, por llamarlo de algún modo, es de lo mas pueril que conozco. Y, además de pueril, es muy expresivo de cómo mediante el lenguaje quieren defender posiciones personales de poder. Porque es evidente que siempre existe UN sistema de poder. Allí donde existe el poder, es decir, en todas partes, siempre existe un modelo, un sistema, una forma de organizarse ese poder. Por tanto, premisa primera, sistema de poder siempre existe. 

De ello se deduce para quien tenga unas mínimas luces mentales que no se puede ser antisistema puro, porque caído uno se instala otro. De la misma manera que no se puede tomar una fotografía sin un fondo, no puede existir poder sin un sistema. Así que, repito, lo de antisistema abstracto pertenece a la categoria de las estupideces dignas de museo antológico.

Cuando escribí mi libro “El Sistema”, año de 1994, lo que efectué fue un diagnóstico de nuestro modelo de poder organizado en Sistema, integrando a políticos, financieros y medios de comunicación social, aclarando que ese modelo -del que la partitocracia formaba parte esencial— convertía a las libertades formales consagradas en la Constitución, en una suerte de fantasmas pululando por los despachos del poder. Y efectuado el diagnóstico, apunté unas cuantas líneas de tratamiento, esto es, de cambios a acometer para que ese sistema no se perpetuara. 

Es decir, no me gustaba nuestro sistema y quería otro sistema. No se trata de un anti-sistema abstracto, sino de algo concreto: “señores, ese sistema de poder que ustedes han implementado en España no me gusta por que es demoledor para la sociedad civil. asi que quiero otro sistema que conceda protagonismo y derechos a esa sociedad en detrimento de los abusos de la clase política”. Este es el tema.

¿Qué sucede? Que engañan a la gente diciendo que toda crítica a su sistema es ser antisistema. Pues no. Es decirles a ustedes que esto no nos gusta, que es muy diferente, y por eso queremos algo nuevo, un sistema distinto que apuntamos en sus lineas esenciales.

Obviamente no me gusta lo que defiende Pablo Iglesias. Pero está en su derecho de decir lo que le venga en gana. Los españoles votarán a unos u a otros. Es su tema, no el mío. Pero lo que si me corresponde es desmontar esas falacias del antisistema, que en el fondo es lo mismo que decir “o yo, o el caos”. Pues no, señores, algo de caos —bastante— nos han traído ustedes, así que tenemos la obligación de buscar salida a ese sistema de poder definiendo y tratando de implementar otro menos caótico y mas acorde a la verdadera dignidad del ser humano y de la sociedad civil.

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