«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

Siempre fui de Manu Tenorio

24 de septiembre de 2024

Debo confesar que en Operación Triunfo 1, cuando todos los españoles tenían su favorito, yo elegí a Manu Tenorio. Era el crooner andalusí, romántico y elegante que yo prefería a Bisbal y a Bustamante. Fue uno de los primeros momentos en los que sentí que España y yo caminábamos por caminos distintos, dolorosamente separados. El país se echó en manos de lo que se echó, y los tenoristas nos exiliamos a lo impopular y minoritario, lo selecto, pero selecto además en entredicho.

Desde entonces, en cada reunión de «triunfitos», cuando los medios los juntan para ver si salen las envidias, nos restriegan a todos, también a su público, el no haber triunfado. Peor sería haber apostado por Javián, pensamos para consolarnos…

Pero esto puede cambiar ahora que Manu Tenorio gana una nueva relevancia pública. Justo cuando la izquierda empieza a insistir en su inquietante manera de entender el problema de la vivienda, llega él con su ocupación por inquilinino (inquiocupación).

Ha salido a los medios y redes a defenderse porque es hetero-propietario (de lo peor que se puede ser), y casi sin querer ha sustituido al de Desokupa (un logro ya) y puede coger el lugar de José Manuel Soto, cantante totalmente cancelado. El mismo camino lleva él, pero se defiende. En una entrevista en la tele habló en nombre de los «españoles de este país», fórmula maravillosa (espontánea pero con mucha miga) que acotó a los que pagan —e hizo el gesto de apoquinar pero sonoramente, con violencia—, los que «pagan todos los meses». Esa energía de propietario, de paganini airado, es la de mucha gente. No lo podría haber hecho el actor Daniel Guzmán, otro afectado, porque va de rojo, pero a Tenorio le queda bien. No solo da voz a los propietarios, también a los sostenedores del tinglado, la clase currante que paga la fiesta al lumpen del sanchismo.

Tenorio empezó como baladista suave, pero está sacando otro registro y como se defiende con ardor ya dejan caer que si va achispadito en los vídeos, que es algo que solo pueden hacer los de izquierdas. Si bebe uno de la gauche es cultura y éxtasis, si lo hace uno de derechas es innoble cogorza.

Hace veinte años algunos decidimos que nuestro cantante era Manu Tenorio, y hoy comprobamos con orgullo que no nos equivocamos.

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