Al menos 22 cristianos han muerto y otras 63 personas han resultado heridas en un atentado con bomba perpetrado este domingo contra la Iglesia de San Elías, ubicada en el barrio de Duweila, en el centro de Damasco. El Ministerio de Sanidad ha confirmado este balance a través de la agencia estatal de noticias SANA, precisando que el ataque tuvo lugar durante la celebración de la misa, cuando el templo se encontraba lleno de fieles pertenecientes a la Iglesia Ortodoxa Griega.
Según el comunicado oficial, se trata de un atentado suicida atribuido al grupo Estado Islámico. El atacante entró en la Iglesia, abrió fuego contra los asistentes y posteriormente se inmoló con un chaleco explosivo. En este contexto, las fuerzas de seguridad se desplazaron rápidamente al lugar, acordonaron la zona y activaron los protocolos de emergencia. Equipos especializados iniciaron de inmediato la recolección de pruebas y las investigaciones correspondientes para esclarecer las circunstancias del atentado.
El embajador de Estados Unidos para Siria, Tom Barrack, ha expresado sus condolencias a las víctimas, familiares y afectados en el atentado. «Estos terribles actos de cobardía no tienen cabida en el nuevo tejido de tolerancia integrada e inclusión que están tejiendo los sirios. Seguimos apoyando al Gobierno sirio en su lucha contra quienes quieren crear inestabilidad y miedo en su país y en toda la región», ha apuntado en X.
Por su parte, el enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, ha pedido una «investigación completa y la actuación de las autoridades» sobre un suceso que ha calificado de «crimen atroz». En un escueto comunicado, ha condenado el atentado y ha hecho un llamamiento a la población siria a «unirse en el rechazo al terrorismo, el extremismo, la incitación y los ataques contra cualquier comunidad en» el país.
