La Iglesia Católica ya tiene Papa. Tras día y medio de cónclave, los cardenales han elegido al norteamericano Robert Francis Prevost como nuevo heredero del trono de San Pedro. La periodista experta en el Vaticano Paloma Girona ha definido esta elección como «sorprendente, histórica y muy simbólica», no sólo por el perfil del nuevo pontífice, sino también por su procedencia, carisma y trayectoria.
Prevost, que adoptará el nombre de León XIV, es el primer Papa estadounidense de la historia y, posiblemente, también el primer miembro de la orden de San Agustín en ocupar la sede papal. Nacido en Chicago y de madre española, pasó buena parte de su vida en Perú, donde fue obispo de Chiclayo durante más de una década. Posteriormente, el Papa Francisco lo llamó a Roma, donde ocupó el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos, posición que le dio una visión global de la Iglesia y sus desafíos actuales.
«Es un hombre profundamente equilibrado, con una visión muy clara del sacerdocio y enamorado de la Iglesia», señala Girona. En su opinión, el hecho de ser agustino marcará su pontificado con dos ejes fundamentales: la unidad y la caridad. «Su lema podría ser perfectamente ‘una sola alma y un solo corazón’, como decía San Agustín», añade la periodista, esperanzada en que esta elección ayude a superar divisiones internas y refuerce la identidad común de los católicos.
Aunque algunos esperaban un perfil más conocido, como el del cardenal Pietro Parolin, Girona asegura que Prevost ha roto todos los pronósticos y podría ser el comienzo de un papado renovador, muy distinto al de su predecesor. «Solo su temperamento ya marca una diferencia radical respecto a Francisco. Es muy serio, sobrio, formal. Pero también profundamente espiritual y consciente del peso que ahora lleva sobre sus hombros».
Girona recuerda que su tesis doctoral versó sobre el liderazgo en comunidades religiosas, analizando no tanto el poder, sino las cualidades humanas y espirituales necesarias en quien dirige una comunidad. «Eso dice mucho de su estilo: más pastoral que político», afirma.
Al ser preguntada sobre posibles tensiones o controversias, la periodista no oculta que la elección «traerá cola», especialmente por cuestiones aún sensibles en el Vaticano. Aun así, subraya que el nuevo Papa «tiene una hoja de servicios limpia» y que su cercanía a los fieles en Iberoamérica le ha granjeado un amplio respaldo entre la base eclesial.
En su primer discurso, visiblemente emocionado, León XIV ha apelado a la paz, al amor incondicional de Dios y a la construcción de puentes mediante el diálogo. Y no ha olvidado a su amada diócesis de Chiclayo, enviando un mensaje especial en español. «Un detalle muy bonito», según Girona, que ha destacado también su dominio de varios idiomas y su enfoque universal.
La elección del nombre «León XIV» también ha sido interpretada como un guiño simbólico. León XIII, a quien sucede numéricamente, fue el Papa que impulsó la doctrina social de la Iglesia en un contexto de grandes transformaciones sociales y políticas. «Ahora vivimos otro cambio de época, y este nombre no puede ser casual», concluye Paloma Girona.
