El IV Encuentro Regional de Foro Madrid, celebrado en Asunción los días 12 y 13 de junio, ha sido un éxito rotundo: más de 1.500 personas, más de 45 panelistas, representantes de 17 países, y un mensaje claro en defensa de la libertad, la soberanía y los valores que sustentan las naciones occidentales. Como era de esperar, este éxito ha irritado a quienes llevan años sirviendo de engranaje local del proyecto político más destructivo de Iberoamérica: el socialismo totalitario y liberticida del Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla.
Entre ellos, los senadores paraguayos Ever Villalba y Rafael Filizzola. El primero, sin rubor alguno, ha calificado de “inconstitucional” la celebración del encuentro. Un disparate jurídico y político que demuestra hasta qué punto están dispuestos a desnaturalizar el Estado de Derecho con tal de silenciar al adversario. La libertad de expresión, de reunión y de organización están plenamente garantizadas en Paraguay. Lo que Villalba propone no es una defensa de la Constitución, sino su negación.
Lo más irónico es que Villalba ha sido beneficiario directo de programas financiados por la Unión Europea, y ahora pretende erigirse en fiscal de los vínculos internacionales de otros. Cuando los recursos vienen del aparato progresista de Bruselas, todo es legítimo. Cuando se trata de articular una red soberanista que une a patriotas de América y Europa, entonces es “sospechoso”. Esta doble vara es la marca de fábrica de una izquierda que ha perdido la batalla moral y se refugia en el cinismo y la mediocridad.
Por su parte, Rafael Filizzola ha viajado recientemente a España para codearse con Pedro Sánchez y sus socios, en medio de una gravísima crisis institucional. Sánchez se encuentra hoy bajo una tormenta de escándalos de corrupción que afectan directamente a su entorno personal y político. Que Filizzola se retrate junto al político más cuestionado de Europa no sorprende: ambos comparten una misma visión de poder sin límites, donde la legalidad se acomoda a los intereses del partido y la justicia es instrumentalizada como arma política.
Como era de esperar, sus críticas a VOX y a Foro Madrid no han tardado en reproducir los viejos y trillados clichés: “xenofobia”, “extrema derecha”, “peligro democrático”. Pero se chocan con la realidad: el equipo de Foro Madrid está formado por iberoamericanos. Patriotas que, tras haber vivido o combatido las consecuencias del socialismo real, se han unido para dar la batalla de las ideas en ambos continentes – mano a mano con Santiago Abascal. ¿A eso le llaman xenofobia? Lo que verdaderamente les molesta es que los inmigrantes, especialmente los radicados en España, ya no les compran el discurso. Les molesta que miles de ellos, en toda Europa, estén votando en contra de sus pares socialistas y a favor de las fuerzas soberanistas que defienden el orden, la familia y la identidad.
El IV Encuentro Regional de Foro Madrid ha dicho, con claridad, que los patriotas iberoamericanos y europeos no se arrodillarán ante el chantaje ideológico del progresismo. Así mismo lo han reiterado el presidente de la Cámara de Diputados del Paraguay, Raúl Latorre y el senador Gustavo Leite. Ambos coinciden con que nadie está dispuesto a someterse al proyecto liberticida de los que hoy aplauden a Díaz-Canel, Maduro y Ortega. Está claro que Iberoamérica está despertando. Y eso es lo que personajes como Villalba y Filizzola no pueden tolerar.
