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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Berlusconi y Tomás Gómez comparten el mismo trance

A los portadistas de las webs de información les costaba ayer decidirse entre Tomás Gómez y Silvio Berlusconi. Los dos eran protagonistas de la actualidad del día aunque había otros dos que también ocupaban puestos destacados en las portadas digitales. De estos otros dos es mejor ocuparse poco aquí porque uno es el secuestrador y asesino de Anabel Segura y el otro, el terrorista que asesinó a un niño de tres años, el niño Fabio. Ya están en libertad gracias a la veloz y general aplicación por nuestros tribunales de Justicia de la sentencia del de Estrasburgo que supuso la derogación del efecto retroactivo de la doctrina Parot. El caso es que el Senado italiano convirtió ayer en noticia al septuagenario Berlusconi al fallar a favor de su expulsión de la Cámara Alta. Il Cavaliere había sido condenado tres meses atrás a cuatro años de prisión por fraude fiscal y acumulaba a sus espaldas una larga lista de escándalos por presunta corrupción hasta de menores. Razones por las que él y la legión de seguidores concentrados a las puertas del palacio Madama, han visto cómo era invitado a abandonar la vida política italiana que ha protagonizado durante veinte años.

Tomás Gómez es un caso en sí mismo y él solito se ha hecho noticia al anunciar que renuncia a su escaño en el Senado por “coherencia” tras el lío que han formado entre Ferraz y los socialistas madrileños a cuenta de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Gómez no traga con la inclusión en el nuevo CGPJ de Gerardo Martínez Tristán, el magistrado que ha frenado los recursos sobre la privatización de los hospitales en Madrid y al que el PSM ha recusado. Esa inclusión forma parte del acuerdo entre el PP y el PSOE, con el concurso de otros grupos políticos, para la renovación del órgano constitucional que toma decisiones políticas sobre el nombramiento de los más altos cargos de la judicatura. Y Tomás Gómez ha decidido poner sus principios por encima de “intereses personales”, que son, deducimos, los que han motivado un acuerdo entre Rubalcaba y Rajoy para designar a los nuevos vocales.

Al final del día, los portadistas llegaron a un acuerdo y ni la proximidad pudo con la relevancia como criterio para ordenar informaciones actuales: Berlusconi seguía siendo Il Cavaliere al menos durante unas horas más y estaba muy por encima de Tomás Gómez pese a que, en algunas páginas, los otros dos, los asesinos, estaban aún más arriba por el inefable criterio de la alarma social, el escándalo, la repulsa y hasta la náusea. Lo mejor del acuerdo mediático, o casi, es el desacuerdo en los titulares. Y si no es lo mejor, es lo más divertido. Les transcribo un puñado para que, al menos, sonrían: “Italia aparta a Berlusconi de su acta de senador”, “Berlusconi, expulsado del Parlamento tras 20 años”, “Italia se libra del senador Berlusconi”, “Il Cavaliere: la batalla aún no ha terminado”, “El Senado italiano aprueba la expulsión de Silvio Berlusconi”, “¿Qué será ahora de Il Cavaliere?” y “Berlusconi: ‘Hoy es un día de luto para la democracia italiana’”.
Alejandra Ruiz-Hermosilla

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