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Celibato sacerdotal ¿opcional?

Se vuelve a discutir este asunto desde el viaje del Papa Francisco a Tierra Santa el pasado 26/5/2014.
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Después de las declaraciones de Jorge Bergoglio en el avión de regreso, inmediatamente el periodista español Ramón Pi recogió el guante de los grupos a los que denomina “cleriprogres” y salió en defensa de la antigua norma cristiana. “La realidad es que el Papa dejó claras al respecto tres ideas: 1) El celibato sacerdotal nunca ha sido un dogma, sino una norma de la Iglesia católica de rito latino. 2) Esta norma es un gran don de Dios a la Iglesia, que el Papa estima en alto grado. 3) Discutir esta norma no figura en la agenda del gobierno de la Iglesia”. (R. Pi 28/5/2014).

En las últimas semanas del año 2014 leíamos en un manifiesto del Movimiento por el celibato opcional (Moceop) publicado en el portal Religión Digital que dirige el Sr. José Manuel Vidal: “¡Ya está bien tanta ocultación y falta de valentía por parte de los obispos y sacerdotes ante hechos tan graves! Si el celibato no fuera obligatorio sino optativo se evitarían desviaciones tan abominables“ (5/12/2014). Hace unos días el Papa Francisco reconoció que la cuestión del celibato sacerdotal continuaba en su agenda (19/2/2015).

Muchas personas han llegado a creer que el catolicismo es retrógrado y  reprime la sexualidad. Otros dicen que atenta contra la naturaleza humana o que burla el fecundo propósito de la ley natural. Le adjudican al celibato la causa del comportamiento de algunos sacerdotes descarriados, los abusos sexuales y conductas inapropiadas. Inclusive algunos teólogos modernos han explicado que la norma procede de otros momentos históricos que tenían una concepción de la sexualidad y del trabajo diferentes. Es decir, ponen en duda la sabiduría de la Iglesia Católica.

El celibato sacerdotal es una condición básica y necesaria para relacionarse con el Espíritu Santo. El momento ideal para establecer un vínculo es después del rezo, durante la noche. La quietud del reposo nocturno permite esa relación. Si el sacerdote quiere pasar los días y las noches con una pareja, compartiendo el lecho con una esposa amada, la mente fija su atención en ella. Se generan acciones de amor y pasión. Se cambia el foco de atención y no se puede lograr el estado de equilibrio receptivo. Es necesario compenetrarse durante el día y dormir solo para establecer un buen vínculo espiritual. Para facilitar el acercamiento y emanaciones del Espíritu Santo.

El celibato es una decisión en que el futuro sacerdote pondera una vida de procreación y placeres conyugales o la posibilidad de servir a Dios. Aún contando con esa condición básica de aislamiento es muy difícil lograrlo, convirtiéndose en un objetivo sublime del hombre religioso. La norma cristiana es el producto de experiencias que el hombre ha acumulado durante muchos siglos. No es una invención de la Iglesia católica de rito latino.

Hace dos mil años Jesús tenía claro este concepto y se lo trasmitió a sus discípulos. Está muy bien explicado en el Capítulo 7 de la primera epístola del apóstol San Pablo á los Corintios: “Yo os quisiera libres de preocupaciones. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; está por tanto dividido. La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. Os digo esto para vuestro provecho, no para tenderos un lazo, sino para moveros a lo más digno y al trato asiduo con el Señor, sin división”. (1 Corintios 7, 32-35).  En la Biblia que utilizan los protestantes (*), no se leen las palabras “dividido” y “división”, pero en el versículo 35 se concluye: “Esto empero digo para vuestro provecho; no para echaros lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os lleguéis al Señor”. Lectura sagrada que nos confirma que el celibato es el mejor estado para servir a Dios o dedicarse de lleno a su servicio. Así y todo, los protestantes rechazan la antigua norma cristiana desde la Confesión de Augsburgo (1530).

El celibato sacerdotal no es una cuestión de adaptación a los tiempos actuales. Si la Iglesia Católica promoviera el fin del celibato demostraría un deseo de romper los vínculos naturales que los sacerdotes pueden establecer con el Espíritu Santo. MGB 23/2/2015.

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(*) Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569) revisada por Cipriano de Valera (1602) y cotejada posteriormente con diversas traducciones y con los textos hebreo y griego.

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