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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Elogio del populismo y refutación de la pedantería

No sé qué me divierte más cuando observo de qué pie cojean los medios por sus primeras, si cómo ven la misma feria según les vaya en ella o el modo en que callan lo que es evidentemente de interés público.

Ad primum dico, observen cómo ofrecen idéntica noticia dos periódicos no espectacularmente alejados ideológicamente como son El Mundo y La Razón -entre los que han migrado columnistas con relativa frecuencia-, para hacerse una idea. Para el diario oficioso del PP, la segunda noticia del jueves era que ‘El fiscal no ve el más leve indicio de delito en la Infanta Cristina’. Ya saben: ni «el más leve indicio», ni una sombra, ni una nube.

Me alegro por Su Alteza, aunque me pregunto si el magistrado será tan comprensivo con todas las cónyuges que firman documentos en actividades que implican a sus maridos. Como poco, que la firma propia en asuntos que a uno, sobre el papel, le competen podría ser juzgada por muchos como, digamos, ‘leve indicio’, y la negativa a verlo como un juicio bastante machista, pero el fiscal es, seguramente, un hombre honrado y sobradamente perito en esas cosas. Yo, no.

El Mundo lo enfoca de un modo, digamos, menos halagüeño para la Familia Real: ‘Maniobra del fiscal para que la Infanta no sea imputada’. Suena positivamente siniestro, ¿verdad?

En cuanto a lo otro, las primeras de El Mundo, La Razón y ABC ofrecen un poderoso contraste con la de ese patético ‘diario de referencia’, El País. Para los tres citados en primer lugar, era noticia de portada la excarcelación de una tropa de facinerosos tras la desaparición de la ‘doctrina Parot’. Para La Razón -‘Los violadores pedirán fuertes indemnizaciónes por el tiempo ‘extra’ de cárcel’- es la noticia con la que abren. Para ABC, la cosa es que ‘Dos violadores, dos asesinos en serie. trece etarras, un grapo y dos policías asesinos salieron ayer a la calle’, mientras que el diario de Pedro J. opta por un más sucinto y populista: ‘Todos a la calle’.

Para El País, en cambio, ese dato que tanto indigna al resto no merece aparecer en su primera junto a las otras seis noticias. Para el ‘diario global’ -de globo de feria, entendemos-, lo noticioso es, en primer lugar, que ‘El rescate de España llega a su fin’.

Ahora, se me ocurren pocos contrastes más significativos de dos formas de entender la información y su relevancia. Para desvelar incógnitas antes de empezar, soy partidario de la actitud mayoritaria en este caso y contrario a la de El País. En un caso tenemos un suceso del que, con toda probabilidad, no se hablará en los foros internacionales pero que es la comidilla de todos los grupos reunidos en bares, hogares y oficinas, y en el otro un dato arcano para la mayoría, que esa misma mayoría ni sabría explicar ni ve reflejado en su realidad cotidiana.

¿Qué significa el fin del rescate? ¿Lo hemos pagado? ¿Cuánto tiempo seguiremos pagándolo? ¿Con el dinero de quién nos han rescatado y cuánto va a costarnos? ¿Por qué lo necestiamos entonces y hemos dejado de necesitarlo ahora? ¿Dónde está ese dinero que llega ‘a espuertas’ según Botín y Alierta, y por qué no lo notamos? Le desafío a que plantee esa pregunta a sus contertulios la próxima vez que baje al bar.

En cambio, todo el mundo tiene una opinión, a menudo vehemente, sobre el primer asunto. Se presta a demagogias sangrantes, naturalmente: es lo que pasa con cualquier noticia medianamente interesante. Pero al menos no indicas arrogantemente al lector qué debería interesarle.

Carlos Esteban

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