El diestro acusa a la empresa que gestiona La Maestranza de «despotismo, soberbia e insolencia» y de haberle dispensado un trato mezquino.
El Juli ha lanzado hoy un comunicado -ya sólo faltan Morante y Talavante para completar el quinteto rebelde- en el que arremete contra la empresa Pagés y acusa a ésta de “despotismo, soberbia e insolencia” y de mantener una postura beligerante contra algunos de sus compañeros.
El torero, cabecilla del G-5 y artífice de la negativa de éste a torear en Sevilla, reitera su negativa a actuar en la Real Maestranza de Sevilla mientras la gestione la empresa de Eduardo Canorea y Ramón Valencia. El Juli califica las palabras de los empresarios contra los toreros de «malintencionadas», y asegura que «no son más que el reflejo del trato que desde hace años la Empresa de Sevilla dispensa a los toreros» en las negociaciones para la contratación, las cuales, a su juicio, están presididas por «despotismo, soberbia e insolencia».
En su opinión, tanto su apoderado como él mismo han vivido «en primera persona esta manera mezquina de proceder» por parte de los empresarios, sobre los que ha dicho que incluso «han bromeado irónicamente sobre la posibilidad de que yo entrara en la afición de Sevilla y volviera a abrir mi soñada Puerta del Príncipe». El Juli va más allá porque acusa a Canorea y Valencia de haberle dicho que su única posibilidad de abrir la Puerta del Príncipe “sería ante la benevolencia de un público cegado por la lluvia”, -refiriéndose a su triunfo en la corrida del Domingo de Resurrección del año pasado-. Además asegura que los empresarios le dijeron que «por mil orejas que corte en Sevilla, no interesa a la afición».
Del mismo modo, el torero también arremete contra los maestrantes del coso sevillano a los que acusa de no haber mediado en la polémica “para resolver el problema generado por la empresa Pagés”.