«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La Iglesia de Inglaterra: 'Los niños pueden elegir llevar tutús'

El arzobispo de Canterbury y principal autoridad de la Iglesia de Inglaterra, Justin Welby

Este comunicado de la Iglesia de Inglaterra está dirigido a más de 4700 colegios, es decir, a más de un millón de alumnos


A nadie se le escapa que los postulados de la ideología de género se están expandiendo, como mancha de aceite, por casi todos los países e instituciones del orbe. Y la Iglesia de Inglaterra no es, en esto, una excepción. De esta manera, ha difundido un comunicado en el que impele a las escuelas bajo su jurisdicción a permitir que los alumnos experimenten con sus identidades sexuales y de género: ‘Los alumnos necesitan poder jugar con las capas de la identidad de género’.
No es ésta una afirmación aislada en la nota de la Iglesia anglicana, sino más bien constituye un buen resumen del espíritu de la misma. Así, abunda con reiteración en la misma deletérea idea: ‘Los niños deben ser libres de explorar las posibilidades de quiénes son sin que sean juzgados o escarnecidos. Por ejemplo, un niño puede elegir un tutú, un disfraz de princesa y zapatos de tacón; o un casco de bombero, un cinturón de herramientas y disfraz de superhéroe’, reza el comunicado, cuyo aparente propósito es concienciar sobre el acoso escolar ‘homofóbico’.
Este comunicado de la Iglesia de Inglaterra, cuya sumisión a los dogmas de la posmodernidad ha quedado en evidencia, está dirigido a más de 4700 colegios, es decir, a más de un millón de alumnos. Unos estudiantes que, de acuerdo con la nota, deben experimentar en la infancia y la adolescencia un período de ‘creativa exploración’.
A los niños debe concedérseles libertad frente a la expectación de permanencia’, señala la Iglesia anglicana en un informe en el que también se asegura que los niños que acosan a gays, lesbianas y transexuales bien lo pueden hacer por ‘influjo de otras personas, incluyendo la familia, los programas de televisión o las películas’; o por ‘sentirse confundidos o asustados por su propia identidad sexual o de género’.
Sin embargo, lo verdaderamente dañino es que estas afirmaciones ideológicas y, por tanto, discutibles, se entremezclan con aseveraciones irrefutables como ésta pronunciada por el arzobispo de Canterbury a propósito de la cuestión del acoso escolar: ‘Un aspecto central de la teología cristiana es la verdad de que cada uno de nosotros está hecho a imagen de Dios. Todos somos amados incondicionalmente por Dios (…) Debemos evitar, a cualquier precio, que la dignidad humana se reduzca a un estereotipo o problema’.

Críticas a la imposición de la ideología de género

Como no podía ser de otra forma, han sido ingentes las voces que han mostrado, con causticidad, sus reticencias a que la ideología de género se imponga en los colegios ingleses (tal y como pretende, a juzgar por la nota resumida, la misma Iglesia de Inglaterra). Unas voces que proceden tanto del ámbito de la sociedad civil como del ámbito político.
De este modo, Lord Robert Winston – profesor emérito de Fertilidad en el ‘Imperial College of London – ha demandado, en declaraciones a Breitbart London, cautela a la hora de abordar el debate de los niños transgénero. No en vano, de acuerdo con él, son numerosos los pacientes que, después de ‘cambiarse’ de sexo, admiten las ‘horribles’ consecuencias de su decisión.
Los niños están llenos de imaginación a su edad, pero es misión de los profesores y los colegios separar la imaginación de los hechos’ – asevera Winston – ‘Al final, serán los jóvenes los dañados, y su normal desarrollo como niños y niñas se corromperá’.
Uno de los partidos políticos que se ha opuesto a la ideología de género con mayor firmeza es UKIP, algo que queda evidenciado con las recientes declaraciones del portavoz educativo de la formación, David Kurten. Así, éste reconoce que ‘el bullying es malo y tiene que ser prevenido’, mas añade que ‘ésa es una cuestión completamente diferente a permitir que la perniciosa ideología de género se inculque como normal en los colegios’.

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