‘El País‘ ahonda en la brecha abierta por la infame huelga de los servicios de limpieza en la ciudad de Madrid pero con una vertiente hasta ahora no explorada y por tanto poco conocida por crítica y público: «El PP exige a Botella soluciones urgentes a la huelga de limpieza». Se recrea el diario que dirige Juan Luis Cebrián a través de Javier Moreno en una presunta división en las filas del PP madrileño, ya saben, la vieja polémica entre Ayuntamiento y Comunidad, según la cual Ignacio González estaría pidiendo a Ana Botella, más en privado que en público, mayor contundencia contra los piquetes. Lo cual está bien, pero cabría recordar que ya ha habido detenciones, algo que critica implícitamente el mismo periódico en páginas interiores porque, según da a entender, la huelga es sólo vista como un mero conflicto laboral por los responsables municipales… ¿en qué quedamos?. Va a resultar ahora que para la prensa de izquierdas la culpa de que Madrid esté infestada de mierda -con perdón- es exclusivamente de la alcaldesa y para nada de loos sindicatos ni de lo spiquetes que revientan las bolsas de basura por las noches y esparcen la basura ni de la empresa concesionaria. Al César lo que es del César…
‘El Mundo‘ sigue con su guerra particular contra las ‘chorizadas’ sindicales de la UGT andaluza: «La UGT de Méndez se financia con fondos para la formación». Bueno, esto ya lo sabíamos. Quizá la novedad es que el diario de Pedro J. aporta facturas que acreditan que los responsables del sindicato socialista se lucraron a manos llenas -vía comisión de un 15 %- por conceptos tan pintorescos como ‘cursos de portugues’ en el Algarve. Se pregunta Victoria Prego si habrá partidos políticos que hayan hecho lo mismo. Cabe recordar a nuestra querida colega que sí, que hubo uno -Unió Democrática de Catalunya- al que además le perdonó la vida la fiscalía -pacto mediante- por malversar una pasta gansa precisamente gracias a los famosos ‘cursos de formación’, porque eso, y no otra cosa, era el llamado ‘caso Pallerols.-
El ‘diario.es’ del gran Escolar se recrea en contarnos con todo lujo de detalles como a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, no le gusta el sesgo que ha tomado la ya herida de muerte televisión autonómica valenciana. Claro. Ni a nadie con dos dedos de frente. Asegura el digital que «la tortilla se ha girado para el partido en el gobierno de la Generalitat, y lo que eran unos informativos de los medios públicos que se plegaban a la propaganda del PP, como denunciaba constantemente la oposición, ahora se han rebelado contra ellos por la traición que supone cerrar los canales». Insisto; sigue teniendo mucha gracia que para los medios de la ‘siniestra’ cobre ahora tanto valor la defensa de una televisión a la que ellos calificaban, lo recuerda la citada información, de propaganda política de la peor especie’. La verdad es que a lo que la alcaldesa se refiere es a la toma del poder de forma asamblearia que se ha producido en el canal desde que se conoció la intención de Alberto Fabra de decretar su cierre. Una toma de poder por parte de algunos trabajadores, convenientemente respaldados por los sindicatos del ente que deciden por su cuenta y riesgo los contenidos y lo que sale por la pantalla, sobre la marcha y al margen de cualquier control o sistema de organización. Un caos en el que cualquiera, en cualquier directo puede decir lo que le venga en gana, para que me entiendan. Y como se pueden imaginar, en las últimas jornadas, a Fabra y a su Gobierno les están llamando de todo menos bonitos.
Eurico Campano