'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
SIETE DÍAS PARA LAS PRESIDENCIALES
Biden confunde a Trump con George Bush
Biden confunde a Trump con George Bush
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden. EUROPA PRESS
Por Carlos Esteban
27 de octubre de 2020

Esto ya no tiene maldita la gracia. Bueno, entiendo que la escena en sí pueda resultar graciosa, pero lo que significa, lo que revela, no es divertido en absoluto, es cruel. Dejar que este pobre anciano, Biden, salga grabado junto a su esposa Jill, a solo días de las elecciones presidenciales, en un mensaje electoral, diciendo que se enfrenta a George Bush… Lo que están haciendo los demócratas con este hombre es abuso, puro y duro.

Ahora, yo confundo a menudo los nombres. Nos pasa a muchos. Pero dudo que nadie pueda olvidarse de Donald Trump, mucho menos cuando se está en plena campaña contra Donald Trump y el nombre se repite con la constancia de la lluvia en la comarca de Narón. No es que este hombre no sea idóneo para aspirar al cargo más poderoso de la tierra, con el botón nuclear al alcance de un mal pronto; es que no es idóneo para cuidar un hámster.

Oh, sí, la distancia que las encuestas daban a Biden se están acortando, aunque ya saben lo que podemos fiarnos de las encuestas en la Era Trump: cero, nada, nothing, zilch. Pero, bueno, algo dirá que Rasmussen sitúe en su última encuesta nacional a Biden en un 48% frente al 47% de Trump, cuando el pasado jueves estaban a 49%-46%. Normal: Trump tiene hoy tres mítines; Biden no va a salir de su sótano ni para saludar. Caramba, Bon Jovi ha montado un concierto-acto electoral a favor del demócrata y se han presentado doce personas. Doce.

Solo con que Trump perdiera por esa diferencia sería ya una hazaña espectacular, la de haber aguantado unas primarias, una campaña electoral y cuatro años de mandato contra todos los poderes de este mundo. Y solo, porque los colaboradores le han durado menos que un bocadillo a la puerta de un colegio. Una y otra vez se ha zafado de todas las trampas, ha respondido a todos los ataques.

Al final se ha creado una especie de leyenda entre sus groupies, la del célebre ‘ajedrez de cuatro dimensiones‘, que dibujaría la imagen de un verdadero genio maquiavélico que se adelanta a los movimientos de sus enemigos por un talento estratégico casi mágico.

Por mi parte, después de seguirle durante todo este tiempo, yo no creo en nada de esto, más bien al contrario. Hay dos maneras en las que alguien puede desconcertar con salidas inesperadas a rivales muy astutos: siendo diabólicamente complejo o siendo desarmantemente simple. Yo voto por lo segundo.

Creo que el secreto de Trump es que es simple, en el sentido de lo contrario de complicado. No creo que medite mucho sus jugadas; estoy convencido de que se mueve fundamentalmente por instinto. Por eso no vacila, no duda y nunca cede. Tampoco se rinde jamás, y su energía es temible.

Es simple, tiene pocas ideas -si se pueden llamar exactamente ‘ideas’- pero muy claras y las cree apasionadamente. Ha encontrado lo que cree que es la gran amenaza contra el pueblo americano y ha descubierto que el pueblo americano no quiere dejar de serlo. Así de simple. Por eso se entiende tan bien con las masas, por eso esa gente corriente le entiende tan bien a él. Es paradójico, porque no deja de ser un multimillonario de Nueva York, esa ciudad que la América profunda considera por debajo en catadura moral de Sodoma y Gomorra, pero el caso es que se entiende a las mil maravillas con el granjero de Iowa de un modo que Joe Nacido-en-la-Clase-Obrera Biden no podría ni soñar.

Las tecnológicas, que han apostado muchos millones por Biden, no saben ya qué hacer para insuflar vida en ese cadáver político y limpiar por donde va manchando. Si uno entra en Youtube para buscar vídeos sobre las palabras de Biden en relación a la industria del petróleo, de la que se quiere deshacer, le saltará una explicación de lo que de verdad ha querido decir. No sé, a mí me irritaría profundamente que me aleccionaran tantos maestritos.

No le demos más vueltas: Trump es un corte de mangas a esa élite, a todos esos artículos de El País donde se nos dice que lo hacemos todo mal, que nos explican el gozo de no tener hijos o la delicia de comer insectos y tofu y lo divertido que va a ser vivir en apartamentos de 15 metros cuadrados en interminables colmenas, todo por el clima o el Covid o lo que sea el pánico del momento. Y un número creciente de votantes se da cuenta de que es ahora o nunca.

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