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“Para nosotros, la política es básicamente el ejercicio del poder para vaciar el bolsillo de los ricos y entregar a los pobres. Esa es la política que debe guiarnos a quienes somos miembros del Movimiento al Socialismo (MAS)”. Esto fue lo que Juan Ramón Quintana, exministro de la presidencia y uno de los personajes más importantes del entorno cercano de Evo Morales, afirmó en un discurso en un seminario político del Movimiento al Socialismo (MAS) en el departamento de Santa Cruz.
Si acaso no hubiera quedado claro ya durante los 15 años que ha gobernado el MAS en Bolivia, Quintana ha explicado claramente -en presencia de Morales, con palabras sencillas y sin rodeos- que en el MAS son socialistas, en qué consiste el socialismo y cuáles son los objetivos del partido de gobierno.
Quintana hizo estas afirmaciones advirtiendo que, dado que corren el “riesgo de extraviarse ideológicamente”, es necesario que construyan un “escudo” para evitar el debilitamiento.
Además, aclaró que durante los 14 años en los que gobernó junto con Morales la clase alta les había declarado la guerra sin que hubieran logrado recuperar el patrimonio de los ricos para entregar a los pobres”.
En el mismo sentido, este domingo reciente, Morales sostuvo en un programa habitual de la radio Kawsachun Coca, que en semanas anteriores el MAS definió una nueva escala para las cuotas mensuales en sus nuevos estatutos, y que cuando terminen los congresos departamentales empezarán las inscripciones de los nuevos militantes para empezar “la segunda revolución-democrático cultural” en el país.
Tan solo algunas horas más tarde, Quintana también dijo: “cuantas más lesbianas, cuantos más homosexuales existen en el MAS, bienvenidos queridos compañeros, aquí los vamos a abrazar, aquí los vamos a mimar”.
Quintana agregó: “querido compañero Evo, ojalá tú, de verdad -te lo digo con todo mi corazón- puedas crear esta comunidad de heterosexuales, de gays, lesbianas, etcétera, porque serías el presidente más democrático del mundo”.
La pérdida de adeptos al Movimiento al Socialismo desde la caída de Morales en 2019 ha hecho que el partido emprenda su mayor esfuerzo por recuperar a los fugados y ganar nuevos votantes, esto con el fin de llevar al cocalero a la presidencia nuevamente.
Sin embargo, y a pesar de que las condiciones para que así sea son muy pocas, la oposición se encarga de allanar el camino para que el MAS alcance sus objetivos.
Como es bien sabido, hoy el país atraviesa por la profunda crisis sanitaria del covid-19y la severa crisis económica, mismas que transcurren sin que el régimen de Arce presente planes convincentes hasta el momento. Con lo cual la imagen del supuesto artífice del auge de los primeros años de Morales en el poder se desvanece con rapidez en la ciudadanía.
Esto es algo que la oposición en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) probablemente advierte, pero si los partidos disidentes buscan ganar adeptos están fracasando de manera bochornosa, tanto por el propio extravío ideológico del que sufren como por la manera en que pretenden acercarse a la ciudadanía.
Por ejemplo, en una sola semana la oposición ha tropezado con varios problemas que no ha sido capaz de encarar, y sobre los que solamente ha terminado favoreciendo al régimen de Arce:
Esas son las prioridades que ocupan a la oposición en Bolivia. No importa si el MAS alcanza sus objetivos por métodos violentos o por medio del voto, las afirmaciones de Quintana siguen siendo socialismo puro y duro, y en la medida que la oposición no apunte siquiera a condenarlas, simplemente las suscribe, convirtiéndose así en una oposición mediocre, miope y funcional.