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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Ludopatía y dinero sucio

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BUENOS AIRES.- La presidenta de la Comunidad de Madrid (PP) Dña. Cristina Cifuentes dice que el proyecto Live Resorts Madrid es «una noticia muy buena para toda la Comunidad de Madrid y para España en general» (2/12/2016), tanto por la creación de empleo como para recuperar la confianza de los inversores extranjeros.

Primero fue Eurovegas del magnate Sheldon Adelson en 2013 y ahora el proyecto de la empresa estadounidense The Cordish Companies en el municipio madrileño de Torres de la Alameda. Se estima una inversión de € 2.200 millones. Un gigantesco espacio dedicado al ocio, casinos, hoteles, centro de convenciones y compras. 

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Aunque se intente disimular o establecer diferencias con el fallido proyecto Eurovegas, las salas de juego serán la atracción principal del nuevo complejo madrileño dedicado al entretenimiento. 

Promover los juegos de azar es fomentar la ludopatía, considerada como un trastorno adictivo psiquiátrico. Además de generarse una actividad propicia para lavar dinero proveniente de actividades ilegales o del crimen organizado. 

Los jugadores no ahorran las ganancias para su familia o prosperidad personal. Se las gastan inmediatamente. Por lo general en placeres como bebidas alcohólicas, banquetes, prostitución y drogas. Oferta que abunda en las salas de juego y alrededores. O vuelven a perder el dinero en las mesas del casino. 

En el año 1812 el argentino Manuel Moreno (ref.) escribía acerca de «la perniciosa ocupación del juego, que desgraciadamente se ha introducido tan generalmente en América, y hace la ruina de la moralidad y de la fortuna de tantas familias». Relata una anécdota ocurrida en 1799 durante el viaje de su hermano Mariano a la Universidad de Chuquisaca donde estudió abogacía. Después el Dr. Mariano Moreno se convirtió en arquetipo de la emancipación argentina en 1810. 

«En la posta en que tuvo que hacer noche el primer día de su marcha, los compañeros de viaje se entretuvieron casi toda ella en jugar, y fue tanto el asombro y extrañeza que causó en su espíritu el ver que los hombres arriesgasen tan temerariamente su dinero a las contingencias de la suerte, y el empeño con que procuraban mutuamente arruinarse, que no pudo dormir creyéndose entre una partida de salteadores, y le he oído confesar muchas veces, estuvo por volverse a casa y renunciar las esperanzas de su viaje» (Vida y Memorias del doctor D. Mariano Moreno. Londres, 1812). 

Es decir, que el problema del juego no es nuevo en Iberoamérica. Hay que ver lo que ha sucedido en la provincia de Buenos Aires desde la gobernación del Dr. Eduardo Duhalde (1991/99) y la presidencia del riojano Carlos Saúl Menem (1989/99). 

Antes había que viajar a Mar del Plata para jugar algunas fichas en el Casino Central. Formaba parte del entretenimiento de las vacaciones o alguna escapada de fin de semana. Había pocos casinos turísticos en manos del Estado: Mar del Plata, Necochea, Bariloche, Puerto Iguazú y algún otro. Aunque existían algunas pequeñas salas clandestinas para jugadores empedernidos. 

Los gobiernos peronistas llenaron el país de bingos, máquinas tragamonedas y casinos. No pensaron en las familias argentinas ni en la degradación cultural que la masificación de los juegos de azar desencadena. Aumentaron el riesgo social con la excusa de generar puestos de trabajo, grandes recaudaciones impositivas y dinero para la política. 

Según la Asociación de Loterías, Quinielas y Casinos Estatales de la Argentina (ALEA) en 2012 existían 502 salas de juego en todo el país. En la provincia de Buenos Aires hay 62 salas. En el conurbano bonaerense funcionan 26 con el nombre de bingos pero en realidad son casinos electrónicos (leer más).

En la ciudad de Buenos Aires se instalaron 5 bingos en los años noventa. Pero fueron cerrados en 5/2016 por contratos vencidos y acumular una deuda millonaria con Lotería Nacional por la falta de pago del canon obligatorio. Sólo queda el Hipódromo Argentino de Palermo con sus máquinas tragamonedas y ruletas electrónicas (enlace) y el casino flotante (dos buques) (enlace).

Los grandes entusiastas de la privatización del juego e instalación de salas en Buenos Aires y alrededores fueron Menem y Duhalde. El Casino Buenos Aires (ver foto) que funciona en Puerto Madero fue licitado por Menem y adjudicado a la empresa catalana CIRSA en 1999. El casino Trilenium (ver foto) inaugurado en 1999 por el gobernador Eduardo Duhalde y el intendente Ricardo Ubieto en la localidad de Tigre, es obra de la empresa Boldt y el grupo Soldati (enlace).

Los zares del juego son bien conocidos en Argentina. El más destacado es Antonio Angel Tabanelli (ver foto) de la empresa Boldt, con un frondoso historial de licitaciones, concesiones y vínculos políticos. Los otros grandes son: el kirchnerista Cristóbal López; el presidente del club Boca Juniors Daniel Angelici (amigo de Mauricio Macri); el entrerriano Daniel Darío Mautone, el cordobés Miguel Angel Caruso, Jorge Pereyra (Grupo Midas), Nazareno Lacquaniti; y los españoles del Grupo Codere (Recreativos Franco y familia Martínez Sampedro) que lideran los bingos bonaerenses.

Los empresarios del juego tienen estrechas relaciones políticas y financian campañas para los candidatos de turno. Los cargos de Presidente del Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la Provincia de Buenos Aires y de Director Provincial de Hipódromos y Casinos, son los más codiciados.

La industria de los juegos de azar resulta ser un complemento para el crimen organizado que encuentra en ella un canal para legitimizar sus beneficios. 

¿Cómo se lava el dinero en las salas de juego? El caso más sencillo es el grupo de malvivientes que compra fichas en efectivo o a través de una cuenta cliente en el casino, juegan muy poco y se retiran solicitando el reembolso en cheques, giros o transferencias de dinero, ingresando al sistema financiero.

Desde esa operatoria básica hasta múltiples combinaciones utilizando los distintos instrumentos de valor creados por los casinos para facilitar apuestas. Fichas de crédito, créditos de máquinas de juego, órdenes de pago, cheques del casino, certificados de regalo, vales de compra para fichas, tarjetas de recompensa del casino, etc., etc..

La dificultad principal radica en conocer la identidad del apostador y el origen de los fondos apostados. Los lavadores también suelen comprar fichas a los clientes del casino (o jugadores legítimos) por un precio más alto.

El caso extremo es cuando el concesionario privado que tiene la explotación de la sala de juego lava el dinero ilícito de sus propios accionistas y/o facilita las operaciones de lavado a terceros utilizando todo tipo de artilugios financieros. 

Los gobiernos provinciales deben crear unidades de investigación especiales para detectar conductas y operaciones financieras sospechosas en salas de juego. Hacer cumplir la Ley 25.246 de Encubrimiento y Lavado de Activos de origen delictivo (leer-1) y la Resolución 17/2003 (leer- 2) de la Unidad de Información Financiera (UIF), organismo dependiente del Ministerio de Justicia, que establece medidas de prevención.

El gobierno de María Eugenia Vidal ha dado un paso importante en la provincia de Buenos Aires prohibiendo el uso de tarjetas de crédito y débito, transacciones electrónicas, préstamos de dinero contra entrega de documentos, cheques o empeño de bienes en casinos, bingos, hipódromos y agencias hípicas, evitando que el apostador pueda endeudarse en forma compulsiva para continuar jugando. 

Enfrentar las mafias del juego demanda valentía, inteligencia, pero sobretodo no perder el rumbo moral. Los juegos de azar por dinero corrompen al ser humano. Son motivo de quiebras personales, aumento del delito, divorcios y familias que se disuelven. MGB 19/1/2017.

Leer más…

Ganarle a la ludopatía. Por Facundo Manes.

 

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