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Cambio de Tercio

La Economía del Toro

Diego Sánchez de la Cruz es colaborador habitual en prensa escrita, radio y televisión. Además, es director de la consultora Foro Regulación Inteligente, profesor universitario e investigador internacional del Instituto de Estudios Económicos. En clave taurina, participa en las tertulias y debates del canal Toros de Movistar, así como en otros espacios taurinos de medios, como EsRadio. Su proyecto "La Economía del Toro" es una de las cuentas más influyentes del sector taurino en redes como Twitter (+20.000 seguidores). Ha realizado decenas de estudios económicos y estadísticos del sector cultural taurino. Sus escritos taurinos de índole filosófico y artístico han sido reconocidos con el Premio Zumel de Ensayo Literario-Taurino en tres ocasiones.

La Economía del Toro

Diego Sánchez de la Cruz es colaborador habitual en prensa escrita, radio y televisión. Además, es director de la consultora Foro Regulación Inteligente, profesor universitario e investigador internacional del Instituto de Estudios Económicos. En clave taurina, participa en las tertulias y debates del canal Toros de Movistar, así como en otros espacios taurinos de medios, como EsRadio. Su proyecto "La Economía del Toro" es una de las cuentas más influyentes del sector taurino en redes como Twitter (+20.000 seguidores). Ha realizado decenas de estudios económicos y estadísticos del sector cultural taurino. Sus escritos taurinos de índole filosófico y artístico han sido reconocidos con el Premio Zumel de Ensayo Literario-Taurino en tres ocasiones.

Orejas para Castella y Roca Rey en el Domingo de Resurrección en la Maestranza

1 de abril de 2024

No fue un milagro, pero sí una proeza que se pudiera celebrar la corrida del Domingo de Resurrección en Sevilla. El aguacero que cayó sobre la ciudad hispalense escasos minutos antes de las seis y media de la tarde hizo que buena parte del público asistente diese por sentada la cancelación. Igual que las cofradías de la capital andaluza sufrieron la suspensión del grueso de las procesiones de Semana Santa, los aficionados taurinos parecían estar resignados para correr la misma suerte. 

De ahí la importancia de reconocer el buen trabajo de la empresa Pagés y el esfuerzo de los operarios de la Real Maestranza, que se esmeraron para acondicionar el ruedo y lograr que el festejo saliese adelante. No era fácil acondicionar el albero después de semejante tromba de agua, pero media hora después de lo previsto sonaron clarines y timbales

Esta vez, el encierro reseñado para la corrida del Domingo de Resurrección se correspondía con la ganadería salmantina de García Jiménez, propiedad de la Casa Matilla, tan influyente en el campo de la gestión de plazas y el apoderamiento de toreros. A lo largo de los años, el hierro charro fue recibido por parte del público y la crítica como un producto más de la factoría que hoy encabeza Toño Matilla, pero la cruda realidad es que, desde hace ya bastantes años, la aventura ganadera de la familia salmantina ha dado muestras suficientes de su excelencia, con grandes triunfos en cosos de máxima categoría como el sevillano. 

La presentación de la corrida no fue decepcionante en cuanto a su trapío, pero sí se quedó corta por la ausencia de esa armonía y finura características de la Catedral del Toreo. Ese no era «el toro de Sevilla» y, aunque es verdad que la escasez del campo bravo obliga a abordar esta cuestión con sensibilidad, no es menos cierto que la morfología de los animales lidiados en la Maestranza ha venido distanciándose de su tipo ideal desde hace al menos un lustro. 

El segundo, quizá el más justito, planteó todo tipo de complicaciones pero permitió que el francés Sebastián Castella, en estado de gracia desde su reaparición la pasada temporada, cuajase una faena de innegable mérito que le valió un trofeo. La suya fue una actuación meritoria y rigurosa, apoyada en el buen hacer de su cuadrilla y basada en la combinación de inteligencia y valentía que le permitió dominar las embestidas del animal. Estocada y oreja.

El sobrero al que lidió Roca Rey tras la devolución del tercero llevaba el hierro de Olga Jiménez, otra de las líneas ganaderas de la Casa Matilla. El peruano llegaba a Sevilla tras una gran comparecencia en la Feria de Fallas, pero su condición de máxima figura hace que la crítica aborde cada una de sus actuaciones desde una perspectiva de indudable exigencia, a veces rebasando los límites de lo razonable en un claro intento de señalamiento elitista. 

Roca cuajó una buena faena marcada por el trazo largo y la capacidad de mando propia de su toreo. Coronó las mejores series con lentos y exigentes pases de pecho que elevaron la trascendencia del trasteo. Manejó también esos terrenos comprometidos que le han situado en la cima. Cerró su actuación con una fulminante estocada, dibujando la suerte con tanta lentitud como precisión. Cortó una oreja

El toro titular al que Roca recibió en su primera actuación se lesionó en el tercio de varas, mientras que su segundo oponente nunca llegó a saltar al ruedo, al encontrarse congestionado en los corrales. Esta anécdota hizo que el peruano lidiase un sobrero de Román Sorando, que esta temporada 2024 lidiará en varias plazas de máxima relevancia. Así pues, por uno y otro motivo, Roca Rey no mató ninguno de los toros que le correspondían tras el sorteo matinal.

No tuvo suerte en su lote Morante de la Puebla, a quien el público esperaba con ganas después de su histórica actuación en la Feria de Abril de 2023, en la que cortó dos orejas y un rabo tras lidiar un gran toro de Domingo Hernández. El cigarrero, que causó baja en algunos de los primeros compromisos de la temporada, se vistió de luces pero no pudo lucirse con ninguno de sus toros

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