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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Alfie Evans, el bebé enfermo al que el Estado británico niega un tratamiento

El pequeño Alfie Evans en el hospital

La Corte de Apelaciones de Reino Unido ha rechazado, además, la petición de los padres de trasladar al pequeño Alfie al centro pediátrico Bambino Gesú, vinculado al Vaticano.


¿Cuántas veces hemos definido nuestra época como ‘la más libre de toda la historia’? ¿En cuántas ocasiones nos hemos ufanado de nuestra liberación de todos los yugos que otrora nos ‘oprimían’? En muchas. Lo peor de estas aseveraciones, sin embargo, no es el hedor adanista que desprenden, sino su evidente falsedad: el hombre contemporáneo vive esclavizado tanto por unos apetitos que ha renunciado a templar como por un omnímodo poder político que se inmiscuye en todos los ámbitos de su vida privada e íntima.
En este sentido, nos conmueve la historia de Alfie Evans, un bebé que padece una rara condición cerebral degenerativa y a cuyos padres Reino Unido niega – como ya hiciese con los Charlie Gard – la tan humana perspectiva de la esperanza. De esta manera, la Corte de Apelaciones del país ha rechazado su petición de trasladar al niño al centro pediátrico Bambino Gesú, vinculado al Vaticano.
El argumento de que se ha servido la Corte para adoptar esta sentencia es la irreversibilidad  de la enfermedad cerebral; una irreversibilidad en la que coinciden todos los médicos del hospital Alders Hay, donde Alfie, de 23 meses, se halla en este momento.
Por el momento – y esto revela la condición semitotalitaria del Estado -, todos los tribunales a los que han recurrido los padres del bebé han coincidido: la razón acompaña a esos doctores que quieren detener el tratamiento y no hay motivos plausibles para tolerar el traslado del niño a Roma. Una coincidencia que nos debería conducir a la pregunta obvia: ¿en nombre de qué derecho o concepción de la justicia impide el Estado británico a un matrimonio luchar por la vida de su hijo?
Hasta tal punto ha llegado la inmoralidad del sistema que los médicos, en connivencia con el poder judicial, han urdido ya un plan para acabar con la vida del pequeño.

La Iglesia, con los padres de Alfie

Además de suscitar una indignada reacción de la sociedad civil, el dictamen de los jueces británicos ha movido a la acción al Vaticano, que se está afanando en (como en el caso de Charlie Gard) realizar la voluntad de los progenitores de Alfie. Es precisamente en este contexto en el que debemos enmarcar las más recientes declaraciones de Su Santidad Francisco: ‘Os pido rezar por personas como Vincent Lambert -de 41 años y desde hace diez en estado vegetativo-, en Francia, o el pequeño Alfie Evans, en Inglaterra, y otras que en varios países viven desde hace mucho tiempo situaciones de grave enfermedad y asistidas en sus necesidades primarias’.
Desde diciembre de 2016, el niño sobrevive conectado a un soporte de ventilación artificial, aquejado – como ya se ha dicho – de una extraña enfermedad neurológica que los médicos no han sido capaces de identificar y para la que parece no haber cura.

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