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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Eutanasia, la próxima (y muy probable) ‘conquista’ social de la progresía

Imagen de un hospital. Foto de Flickr Creative Commons Marissa Anderson

La izquierda y el separatismo se unen en el Congreso para aprobar la despenalización de la eutanasia. El ‘neutralísimo’ Ciudadanos anuncia que se abstendrá en el debate.

Primer paso en el camino de la despenalización de la eutanasia en España. El escenario es el Congreso de los Diputados, donde este martes se ha apoyado -a la espera de la votación el jueves- la proposición de ley del Parlamento de Cataluña que pide la reforma del Código Penal en este sentido. Un escenario que ha servido para constatar que esta de la eutanasia es una reivindicación tradicional de la izquierda -todos los grupos excepto PP y UPN se han mostrado a favor- sobre la que el neutralísimo Ciudadanos no tiene, para variar, una opinión: los de naranja anuncian que se abstendrán.
Más: la propuesta aprobada por el Parlamento de Cataluña solicita, en concreto, la reforma del artículo 143.4 del Código Penal de forma que se despenalice la acción de “ayudar a morir” a una persona. Así, si nuestro actual Código Penal penaliza a quien “causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar”, lo que propone el separatista Parlamento catalán es que esa acción mortal sobre una persona quede exenta de castigo alguno. Si actualmente el Código Penal contempla penas de prisión de entre 4 y 10 a quien coopere con el suicidio, la mayoría del Congreso de los Diputados se inclina ahora por despenalizar esta acción.
No es extraño, teniendo en cuenta que el PSOE lleva años reivindicando -conseguidos ya el divorcio exprés y el aborto cuasi libre- esta ‘conquista’ de ingeniería social y que sus nuevos adversarios de Podemos han visto también en la mal llamada ‘muerte digna’ un buen reclamo de votos.
La progresía política ha conseguido su propósito y, según el barómetro de Metroscopia de febrero de 2017, el porcentaje de españoles que considera que un enfermo incurable debe tener derecho a que los médicos le proporcionen algún producto para poner fin a su vida sin dolor asciende ya al 84%. Lo que no se sabe, claro, es qué habrían respondido estos mismos españoles encuestados si la pregunta se hubiera dirigido, no a acabar con la vida del paciente, sino a que este recibiera la asistencia médica paliativa necesaria para llegar al fin natural de su vida sin dolor ni sufrimiento. Esa pregunta… no se ha hecho.
El debate de este martes y la votación del próximo jueves llegan sólo cinco días después de que los socialistas presentaran su proposición de ley de regulación de la eutanasia, con el objetivo de convertirla en un “derecho constitucional”.

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El proyecto socialista incorpora conceptos que antes aparecían más difusos, y ya no se limita a contemplar la eutanasia desde la perspectiva del dolor terminal del anciano que sufre; lo que ahora se propone es que pueda aplicarse a aquellas personas “que deciden no vivir más” en casos de grave discapacidad y cuyo sufrimiento sea “insoportable”.
Los socialistas no ignoran que el estadio actual de los cuidados paliativos hace innecesaria una ley de este tipo pero, como ocurre con el barómetro de Metroscopia, el objetivo de esta ley no pasa por contar la verdad. Pasa, más bien y a nuestro juicio, por dinamitar el -en teoría inalienable- derecho a la vida y sustituirlo por un nuevo ‘derecho a no vivir más’.

Algunos términos aclaratorios

La eutanasia activa se refiere a una “intervención deliberada para terminar con la vida de un enfermo sin perspectiva de cura que lo ha pedido de manera expresa, seria e inequívoca, mediante el suministro de fármacos”.
El suicidio asistido describe la situación en la que el enfermo termina con su vida pero lo hace con la ayuda de alguien que le proporciona los medios para hacerlo, tanto suministrándole los fármacos letales como asesorándole sobre la manera de administrarlos y en qué dosis. Tanto la eutanasia activa como el suicidio asistido están castigados por el Código Penal español.
La sedación paliativa, una práctica médica común en el ámbito de los cuidados paliativos, tiene como objetivo reducir la conciencia del enfermo con una dolencia terminal para aliviar su sufrimiento cuando no existe otra alternativa. Aunque puede acortar la vida, su aplicación no busca la muerte del paciente, como sí hace la eutanasia o el suicidio asistido.
La limitación del esfuerzo terapeútico, por último, refiere la retirada de medidas sanitarias que sólo prolongarían de forma artificial la vida del paciente sin causar mejoría y sin aliviar su sufrimiento. Es la práctica médica opuesta al ensañamiento terapéutico, que se produce cuando -por medio de tratamientos o soportes vitales- se prolonga la agonía del enfermo terminal.
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