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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El ‘big data’ y el ojo clínico

El ‘big data’ se ha convertido, de manera involuntaria y como por ensalmo, en sesuda materia de conversación entre el beticismo desde que el ya exvicepresidente deportivo Lorenzo Serra Ferrer lo ha sacado a relucir como uno de los puntos aducidos por la cúpula de la entidad para apostar por un nuevo modelo de gestión en el que el mallorquín, por lo confesado por él mismo, no tenía cabida.

En unas fechas de sequía en las que para el irreductible sólo contaban los fichajes, el ‘big data’ se antoja para el aficionado de a pie como una enorme computadora en la que está todo, aunque su definición, según el Diccionario del Español Jurídico de la RAE y el Consejo General del Poder Judicial, es algo mucho más preciso y complejo en el mundo de las tecnologías de la información.

«Conjunto de técnicas que permiten analizar, procesar y gestionar conjuntos de datos extremadamente grandes que pueden ser analizados informáticamente para revelar patrones, tendencias y asociaciones, especialmente en relación con la conducta humana y las interacciones de los usuarios», define el citado manual.

Sin embargo, el término ha bajado a la tierra del fútbol y cobrado un inusitado protagonismo en la convulsión vivida por el beticismo tras la salida de Serra, quien en su comparecencia de este jueves se ha referido a la herramienta de marras no sin la distancia de quien ha visto mucho fútbol y sabe que no todo es tecnología.

La polaridad entre la máquina y el ojo clínico que proporciona el conocimiento de las entrañas del deporte y el negocio ha centrado una parte muy ilustrativa de la comparecencia del técnico de Sa Pobla, quien a sus 66 años ha hecho valer sus muchos lustros en el fútbol para hablar del ‘big data’.

Lorenzo Serra se ha referido a este instrumento, no sin cierta sonrisa que delataba su escepticismo, como «una máquina fenomenal» y «una herramienta fenomenal que hay que saber utilizar», por lo que «hay personas que tienen que hacer esta función».

No obstante, en «las personas que se dedican al fútbol» y, como es su caso, «en la élite», este herramienta, según afirmó, podrá ser útil aunque insuficiente porque «el ojo clínico es mucho más certero porque la máquina no distingue si puede jugar en el Betis o el Sevilla: esto es un gran error de la máquina y fiarse de esto no lo es todo», mantuvo.

Al balear se le entendía todo y mucho más cuando ejemplificó sus fundamentos futbolísticos y su trayectoria en el Betis con dos ejemplos en los que la tecnología influyó bastante poco y sí, por el contrario, el saber el paño del que está hecho el negocio del fútbol.

El primero fue el del argentino Giovani Lo Celso, quien ficha por el Betis después de que su club de origen le pidiera al Betis la cifra inasumible de 48 millones de euros y que finalmente llega al club en las postrimerías del mercado cuando Serra, según dijo, habló con el padre del centrocampista de Rosario.

Otro caso es el del portugués William Carvalho, del que explicó que «siempre hay agentes o gente que se entera de una cosa que en la secretaría técnica no se entera».

De ello puso como ejemplo la crisis que se vivió en el Sporting de Portugal y que fue la que finalmente propició la llegada del centrocampista al Betis tras una negociación «brillantísima y ágil» del presidente bético, Ángel Haro, destacó con ojo clínico Serra, una computadora pero de las del plan antiguo.

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