En total hay 88 Organismos y Entes que consolidan con la Administración Central del Estado y sirven para muchas cosas, entre otras, para colocar a 88 presidentes que las gestionen, con sus jefes de gabinete, sus asesores y, por descontado, sus correspondientes altos ejecutivos como directores generales, secretarios del consejo y consejeros.
Entre todos los puestos, más de 2.000 amigos a los que no tiene que pagar la nómina el partido de turno. Obviamente, todos y cada uno de esos organismos y entes, son «imprescindibles», porque si no ya se habrían cerrado o suprimido.
El Consejo Nacional de Patrimonio del Estado, por ejemplo, cuando ya existe un director general de Patrimonio del Estado, Juan Tejedor Carnero, que depende del Ministerio de Hacienda y que cuenta con siete Subdirecciones Generales, una Secretaría General, seis vocales asesores, la Comisión de Coordinación Financiera de Actuaciones Inmobiliarias y Patrimoniales y la Junta Consultiva de Contratación Pública del Estado. El Consejo está formado por 16 consejeros, que obviamente reciben sus emolumentos por pertenecer a él y donde, por cierto, acaban de colocar al marido de la ministra Calviño.
Agencias de colocación
El gran problema es que estos organismos y entes ya se han mimetizado con el entorno y todos los políticos desean mantenerlos porque es el lugar donde se pueden colocar miembros del partido sin realizar demasiado ruido, a pesar de que al Gobierno actual lo del ruido no le asusta nada.
El Instituto Nacional de Estadística, un organismo que tiene sentido que esté fuera de la órbita del gobierno, que debería depender directamente de Eurostat, que debería nombrar al presidente del Instituto, por sus conocimientos y no, como ha hecho la ministra Calviño, que ha nombrado a alguien porque los resultados que daban en el INE no le gustaban y ahora empiezan a gustarle.
Volvamos a la pregunta de inicio: ¿cuánto cuestan estos organismos y entes dependientes de la administración general del Estado?
Cuando se aprueban los Presupuestos Generales del Estado, los 88 Organismos y Entes envían para su consolidación 54.862 millones de euros, aprobados por las Cortes. A lo largo de estos meses, las cuentas públicas se ven modificadas, siempre al alza, nunca a la baja y a 31 de octubre ya ha alcanzado la cifra de 60.038 millones de euros.
Espiral de gasto
La partida de personal, que debería ser la más fácil de presupuestar, sufre una modificación al alza de un 10%, que eleva el total de los gastos presupuestados en 375 millones y en consecuencia, como entran más personas hay más gasto corriente, que sube en casi 105 millones.
Aumentan también las transferencias corrientes en 775 millones de euros, que seguro que irán a subvenciones. Dado que entre estos organismos está el IDEA, el cuello de botella de los fondos NextGeneration que maneja Industria. Suben también las inversiones en 371 millones, y también las Transferencias de capital, para las subvenciones en inversiones que se tramitan de los Fondos NextGeneration que nunca llegan al mercado.
Al haber aumentar el gasto en personal y corriente, más transferencias corrientes y más transferencias de capital, se precisa más dinero y, en consecuencia, suben los gastos financieros.
En el cuadro se observa que a 31 de octubre se llevan gastados casi 40.000 millones de euros y que, por lo tanto, a los 88 organismos les faltan por gastar 20.000 millones. De esa cantidad sólo con tres partidas es posible explicar la incompetencia y la inutilidad de estos organismos.
En transferencias corrientes quedan pendientes de ejecutar 10.293 millones de euros y en transferencias de capital otros 5.638 millones, que es el empacho que tienen estos organismos en tramitar las subvenciones de los fondos NextGeneration, aunque la ministra Calviño y nos diga que somos los mejores de Europa gestionándolos. Otros 1.584 millones están en la incapacidad natural de nuestros políticos de manejar el dinero para inversiones reales.
En definitiva, los 88 organismos y entes autónomos de la administración central del Estado tienen unos presupuestos de 60.000 millones de euros que subirán ligeramente antes de final de año, para que la partida de activos financieros no se quede en rojo.
La mayoría de estos organismos podrían incorporarse a los ministerios como una dirección general más, lo que supondría un importantísimo ahorro monetario y se traduciría en la reducción del número de amigos del presidente colocados a dedo.
