Una de cada cuatro pequeñas y medianas empresas en Italia corre el riesgo de cerrar como consecuencia del impacto de la pandemia del coronavirus, si el Gobierno no aprueba con urgencia un paquete de estímulos que evite su quiebra, informó este martes la asociación empresarial italiana Confesercenti.
Esta asociación, que representa a más de 350.000 pymes, celebra que el Gobierno vaya a anticipar la apertura de algunos negocios, como bares, restaurantes o peluquerías al 18 de mayo -frente al 1 de junio previsto inicialmente- en las regiones en las que la curva de contagio está más controlada.
Pero advierte de que la pandemia ha penalizado enormemente a las pequeñas y medianas empresas durante los casi dos meses de confinamiento nacional y «una de cada cuatro corre el riesgo de cerrar».
Por eso, urge al Gobierno a aprobar un nuevo paquete de estímulos que ayude a estas compañías y en el que Roma ya está trabajando desde abril, pero que no termina de ver la luz.
Según el borrador del decreto que publican los medios locales, el Ejecutivo estudia dar subvenciones a fondo perdido a pymes que hayan facturado en abril dos tercios menos que la cantidad que registraron en abril de 2019 y que tengan facilidades para acceder a créditos de hasta el 60 % del alquiler del local en el que operen.
La economista Azzurra Rinaldi afirmó hoy en una rueda de prensa telemática con los medios internacionales en Italia que el Gobierno debería destinar más ayudas no reembolsables a pequeñas y medianas empresas y a sociedades emergentes, porque son las que realmente están sufriendo las consecuencias de la crisis de COVID-19.
En este sentido, criticó que el Estado vaya a nacionalizar a la aerolínea Alitalia, en concurso de acreedores desde mayo de 2017, e inyectar en ella 3.000 millones de euros, cuando la empresa no tiene beneficios desde 2002.
«El tejido productivo de Italia no solo es Alitalia, se compone sobre todo de pequeñas y medianas empresas. (…) Comprendo el motivo de salvar a Alitalia, pero creo que la visión es un poco miope», apuntó.
Rinaldi pidió «respuestas (económicas) más rápidas» al Gobierno italiano, porque «los retrasos amenazan con tener un impacto devastador», y también para el turismo.
En esta línea, alentó a la Unión Europea a explicar de forma clara si habrá turismo en el continente este verano ya que «la incertidumbre no es un buen aliado» para la economía.