La banca española mantuvo en septiembre casi sin cambios sus peticiones de fondos a largo plazo al Banco Central Europeo (BCE) por tercer mes consecutivo, en 168.012 millones de euros, lo que significa que continúan en mínimos desde marzo de 2017, cuando alcanzaron los 147.927 millones.
Según los datos publicados hoy por el Banco de España, en comparación con el mes anterior, estas peticiones se redujeron apenas en un 0,08 %, lo que equivale a 119 millones de euros.
El recorte se nota más en términos interanuales, ya que en comparación con los 171.677 millones solicitados en septiembre de 2017, las peticiones se redujeron un 2,14 % o en 3.665 millones.
Lo contrario ocurrió con la liquidez a corto plazo, ya que en septiembre las entidades financieras españolas elevaron sus peticiones a 111 millones frente a los 44 millones de agosto, con lo que superaron los 100 millones por primera vez desde enero de este año.
Asimismo, el Banco de España incrementó en septiembre en un 1 % las compras de deuda pública y bonos de bancos que forman parte del programa de estímulo de la economía europea a través de la adquisición de activos que impulsa el BCE, que alcanzaron los 333.090 millones de euros.
En el marco de ese programa, que finaliza en diciembre, los bancos centrales de la eurozona también adquieren bonos de empresas, con la condición de que no tengan la calificación de «bono basura».
En total, los bancos centrales de la zona del euro destinaron en septiembre 2,60 billones de euros a este fin, frente a los 2,58 del mes anterior.
El programa de estímulos del BCE se remonta a marzo de 2015 y hasta finales del año pasado consistía en adquirir cada mes, a través de los bancos centrales de la zona del euro, hasta 60.000 millones de euros en deuda pública y de bancos de la eurozona.
El pasado 14 de junio el BCE decidió poner fin a sus compras de deuda a finales de 2018, y reducirlas a partir de octubre a 15.000 millones de euros mensuales.
Según los expertos consultados por Efe, esta decisión marcará un punto de inflexión en la normalización de la ultraexpansiva política monetaria que la entidad puso en marcha en 2015 para afrontar los efectos de la crisis en la eurozona.
Aunque no se esperan subidas de tipos en la zona del euro hasta bien entrado 2019, lo cierto es que el ciclo ya ha cambiado al otro lado del Atlántico, donde la Reserva Federal (Fed) de EEUU subió el precio del dinero en septiembre hasta un rango entre el 2 % y el 2,5 % y prevé más incrementos en 2019.