El Tesoro Público ha publicado los datos de deuda de la Administración Central del Estado que se han colocado en 1,392 billones de euros, 104.400 millones más que en enero de 2023 cuando la deuda estaba en 1,288 billones, aun cuando los impuestos están en sus máximos de recaudación con un crecimiento del 5,5% a cierre de noviembre.
Esta deuda ha sido financiada a un 3,5% de tipos de interés de las letras, a un 3,3 los bonos a 10 años y a un 3,7% las obligaciones entre 20 y 50 años, lo resulta en una media de un 3,5% de interés.
Además de la deuda nueva, ya se sabe cuánta deuda vence en 2024, y si el año pasado fueron 185.000 millones de euros, este año se llegará a 190.000 millones.
Las cosas se van a poner muy serias en los próximos meses, porque según ha informado Barclays, las economías europeas han acudido a los mercados a por una cifra nunca vista hasta ahora de 200.000 millones de euros en un solo mes, solo para solicitar deuda nueva, sin amortizar nada.
España nunca, excepto un año en el período de la pandemia, en 2020, había necesitado superar los 100.000 millones en los últimos 12 meses y ha roto esta barrera, cuando se había comprometido a reducir el déficit al 3% en el 2024.
Veamos los vencimientos de la deuda española:
El 38% de los vencimientos son letras, el 19,5% bonos, el 33% obligaciones y un 9,5 % son los otros vencimientos, que normalmente son deuda en moneda extranjera.
Así, en el primer trimestre, vence un total de un 20,6%, pero en el segundo trimestre, vence el 32%, que suma casi 61.000 millones, es cuando la cosa se puede poner realmente fea.
El tercer trimestre vuelve a ser tranquilo con sólo un mes complicado, que es julio con un 13% del total de los vencimientos, pero el cuarto vuelve a estar en un 28,6%, y este puede ser el momento delicado, ya que se sabrá de verdad cuánta deuda nueva se ha generado, cuánto dinero le queda al Gobierno en el Banco de España y como están los mercados.
El Gobierno tiene así una «bomba de relojería» entre las manos con la deuda que acumula nueva y la que vence que, entre las dos, superarán seguro el cuarto de billón de euros y puede llegar a los 300.000 millones.
Lo malo es que si explota, no sólo le explotará al Gobierno, sino a todos los españoles, incluso a los que llevan a tiempo avisando al Gobierno de que esto puede suceder.
