El impacto del nuevo escenario comercial internacional empieza a sentirse con fuerza en el sector financiero europeo. Mientras los analistas prevén beneficios récord para la banca en el primer trimestre del año, los efectos colaterales de la política arancelaria impulsada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han generado una creciente incertidumbre que amenaza con pasar factura a medio plazo.
La guerra comercial ha disparado la volatilidad y desplomado las bolsas, lo que ya ha obligado al Banco Central Europeo (BCE) a tomar medidas: el jueves anunció una bajada de los tipos de interés de la eurozona hasta el 2,25% y advirtió de un «deterioro en las perspectivas macroeconómicas».
En España, aunque los bancos siguen viendo a la economía nacional como más sólida que la de otros países vecinos, ya asumen que tendrán que elevar las provisiones ante el deterioro del contexto internacional. La primera señal directa ha sido el desplome de la curva del euríbor. Lo que comenzó el año con previsiones entre el 2% y el 2,5% para el periodo 2025-2027 ha virado bruscamente: los futuros apuntan ahora a un euríbor en torno al 1,5% a finales de año, y el euríbor a tres meses ya ha caído al 1,6% para 2025 y al 1,7% para 2027.
Este cambio abaratará las hipotecas, pero obliga a la banca a replantear su estrategia: ¿seguir apostando por préstamos a tipo fijo o volver al tipo variable? También se espera un descenso en el coste del crédito al consumo y los préstamos a empresas, aunque con un posible aumento en la percepción del riesgo.
Los bancos habían previsto compensar la caída de márgenes con un aumento de la actividad crediticia, pero la nueva curva del euríbor anticipa una caída mayor de ingresos de lo esperado. Algunas entidades ya se plantean ofertas agresivas en hipotecas a tipo variable, aunque sabiendo que el BCE exigirá más provisiones o más capital.
La venta de productos fuera de balance, como fondos de renta fija a vencimiento, había generado captaciones récord en 2023 y 2024, pero la caída de tipos complica su rentabilidad. Algunas entidades están revisando su estrategia comercial ante el nuevo escenario.
En este contexto, las carteras de gestión discrecional se perfilan como el canal prioritario para captar inversiones. Ofrecen mayor estabilidad en los ingresos por comisiones, aunque ahora la banca tendrá que demostrar que sus gestores realmente justifican lo que cobran.
La política arancelaria de Trump, lejos de limitarse al comercio exterior, empieza a condicionar los movimientos estratégicos del sistema bancario europeo.