Se acaba el sanchismo y viene una nueva época, o al menos eso dicen las encuestas. Aunque haya discrepancia en los resultados de los diferentes barómetros, excepto en el caso del CIS, prácticamente todas dan la mayoría absoluta a la posible coalición de PP y VOX.
Uno de los problemas más graves que tendrá que afrontar el nuevo gobierno radica en Cataluña, una región que recibe miles de millones de euros del Gobierno central. Para la recaudación de ese dinero, entre otras cosas, el Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez ha ido incrementando la recaudación del IRPF y del IVA.
En el último año y medio, además de la parte que le ha llegado a Cataluña por IRPF, IVA, transferencias corrientes y por el mecanismo Financiero de Liquidez Autonómica (FLA), le han llegado 19.084 millones de euros, el 39,4% del total del dinero repartido por el Estado a las comunidades (48.480 millones).
En ese reparto, a Cataluña, a la Comunidad Valenciana y a Castilla la Mancha les ha llegado el 73,8% del total. De estas, la región valenciana es la que más ha recibido, 13.030 millones, mientras que Castilla la Mancha ha obtenido 3.686 millones.
Lo que nadie explica, dentro del informe del reparto de la financiación extraordinaria, es cuál es el sistema que se sigue para asignar los fondos de liquidez..
Que el País Vasco y Navarra no entren en el reparto tiene lógica por su propio concierto a la hora de recaudar impuestos. Sin embargo, no la tiene que Asturias, Canarias, Castilla y León y Madrid no reciban ningún tipo de apoyo.
En el caso de Cataluña existe un problema adicional: el separatismo que el Gobierno de Sánchez ha intentado calmar con la inyección de dinero, pero que no se ha utilizado para colocar a la comunidad como la más competitiva de España.