«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
EDITORIAL
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9 de marzo de 2022

20.319 millones de razones para echarlos

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Reuters
El presidente de EEUU, Joe Biden. Reuters

Que la izquierda no tiene vergüenza alguna es un axioma incontestable. Cuando hace dos días escribimos que el Gobierno de Pedro Sánchez iba a usar la invasión de Ucrania para tapar su responsabilidad en la gestión de la crisis y del aumento imparable de los precios que ya padecíamos antes de la agresión rusa, nos equivocamos al asegurar que «en los próximos días, semanas y meses» el Consejo de Ministros iniciaría una campaña de propaganda pagada con nuestro dinero para engañar a los españoles.

No fueron meses, ni semanas, ni días. Fueron horas.

En lo que también nos equivocamos fue cuando aseguramos que la sociedad española permanecía estupefacta, incapaz de reaccionar ante tal exhibición de desvergüenza e incompetencia gubernamental. Ayer, VOX y el sindicato Solidaridad anunciaron una gran movilización en las calles de toda España para el sábado, 19 de marzo, día del progenitor descartable según los parámetros identitarios del marxismo cultural, para demostrar al Gobierno que al menos hay una fuerza política, y no menor, y un sindicato de trabajadores que no vende a los obreros como hacen las centrales sindicales clásicas sometidas a golpe de subvención, que están empeñados en echar a este Gobierno por el bien de España.

Hay muchísimas razones para que VOX y el sindicato Solidaridad salgan a las calles, y con ellos, los españoles. Desde el nacimiento de La Gaceta de la Iberosfera hemos analizado paso a paso la penosa gestión de la cosa pública del sanchismo gobernante que ha empobrecido a los españoles y que, mentira a mentira, ha minado los cimientos de la confianza de los gobernados en las instituciones que ya habían fracasado en la defensa de la salud pública. Lo primero, el empobrecimiento, podrá ser coyuntural, que lo dudamos. Lo segundo es de una extrema gravedad porque genera una desafección estructural de los gobernados en las instituciones esenciales del Estado, empezando por la Monarquía de todos, bajo ataque permanente.

A vuelapluma, las razones que hay para echar al Gobierno de Sánchez las tienen todos los españoles en las facturas de los servicios básicos y vitales de luz y gas que deben pagar mes a mes y en los recibos de la gasolina que vienen cargados de impuestos que luego son usados como si el dinero público no fuera de nadie, salvo de la izquierda. La imprevisión de este Gobierno y de unos cuantos antes de este que dinamitaron nuestra soberanía energética y que con la excusa de la sostenibilidad han conseguido que los finales de mes de los trabajadores —políticos que van en coche oficial e inútiles subvencionados excluidos— sean insostenibles, es razón más que suficiente para que salgamos a la calle y digamos que basta ya.

Pero hay más razones para decirles que se vayan… Y las conocen todos los pequeños y medianos empresarios, los autónomos, los trabajadores de la empresa privada que pagan de nuevo una crisis que ellos no han provocado; los mayores —los que han sobrevivido al virus y al abandono de las administraciones— que mes a mes salvan a sus hijos de la quiebra, y también las conocemos todos aquellos que vamos a la compra diaria y sufrimos en nuestros bolsillos en los que ya asoman las telerañas, la incompetencia sanchista.

Al borde de la estanflación cuando hace unos meses el Gobierno negaba la inflación, en el furgón de cola desenganchado de la recuperación económica tras la pandemia, con una inseguridad creciente en los barrios periféricos de las grandes ciudades por la llamada a la inmigración desordenada que este Gobierno y otros anteriores han convertido en política de Estado con desprecio de la legalidad… el sanchismo y sus innobles socios nacionalistas, comunistas y filoterroristas, junto a la parálisis de liderazgo opositor de un desnortado Partido Popular, nos conducen al desastre y nos acercan a la quiebra de la unidad de España, que es un bien moral en sí mismo.

Este Gobierno perverso e inútil nos regala cada día una nueva razón para que las familias abandonen las cocinas donde rumian cada noche la desgracia de estar gobernados por los peores en el peor momento posible y salgan a la calle a gritar que hay que echarlos. Pero la desvergüenza de la izquierda nos regaló ayer otros 20.319 millones de razones.

En un momento en el que tantos españoles lo pasan mal tirando a peor y la mayoría, la inmensa mayoría, mira al futuro con una incertidumbre como no se había visto desde tiempos del desastre republicano, el anuncio del Gobierno a través de la ministra comunista de Igualdad, Irene Montero, de que se destinarán 20.319 millones de euros de nuestros impuestos—casi tres billones, con B, y medio de las antiguas pesetas— para políticas feministas en los próximos tres años (en concreto, y según Montero, «para que las mujeres de Estepaís puedan tomarse un café y no tengan que ir con prisa y tengan tiempo de reclamar todos sus derechos»), es de una inmoralidad vergonzosa y dramática que no puede quedar impune.

Hay que echarlos. VOX y el sindicato Solidaridad lo tienen claro. Igual que lo tiene claro una mayoría de españoles expoliada día a día para pagar el derroche inmoral de este Gobierno, de sus socios parlamentarios y de sus aliados extraparlamentarios que les proporcionan una cobertura ideológica constante e irresponsable, véase Ana Patricia Botín y su Banco de Santander como ejemplo perfecto de todo lo que está mal en la mayoría de las grandes empresa y entidades financieras arrimadas al poder y sometidas de manera voluntaria a ideologías globalistas y agendas veintetrentistas paridas fuera de España.

Nunca fue tan necesario protestar y ya no basta hacerlo en la intimidad de las reuniones familiares, en el anonimato de las redes sociales o en los grupos de whatsapp. VOX y el sindicato Solidaridad nos convocan a todos. El 19 de marzo, todavía San José, cargados con 20.319 millones de razones y unos cientos más que también salen de nuestros bolsillos, nos encontraremos en las calles.

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