«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
EDITORIAL
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4 de agosto de 2023

Aragón, un pacto natural

Los candidatos del PP y VOX a la Presidencia del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón (i) y Alejandro Nolasco (d), respectivamente, se saludan a su llegada a una reunión en la sala del Torreón del Palacio de la Aljafería (F. Simón / Europa Press)

Dos partidos muy diferentes, como son el Partido Popular y Vox, han alcanzado un acuerdo de gobierno en Aragón. Es lo natural. Y lo natural es siempre la sencillez en el modo de actuar. Sin retorcidos alambiques y sin pactos, valga la redundancia, antinaturales.

Es cierto que Vox y el PP tienen ideas muy distantes sobre cuestiones esenciales que afectan a España. En algunos casos, antitéticas, como en la defensa de las fronteras, el uso del dinero público, la batalla cultural, la defensa de la vida, el concepto de Hispanidad o la cesión de determinadas parcelas de nuestra soberanía a organizaciones supranacionales. Pero lo importante a la hora de llegar a acuerdos de gobiernos regionales es que ambas formaciones pueden encontrarse en ciertas coordenadas del mapa del sentido común. Ese en el que jamás podrán hallar a los partidos de la izquierda radical y a las formaciones separatistas.

El pacto de Aragón demuestra que se pueden y se deben formar alianzas que trabajen por mejorar la vida de los españoles residentes en una región y que levanten muros que nos protejan frente a las ansias autocráticas de la izquierda. Frente a un Gobierno de la nación radicalizado y, por desgracia, prorrogado, lo natural, y por lo tanto lo más sencillo, es aunar fuerzas. Por supuesto, sin renunciar a los muy diferentes principios y valores que vertebran a los dos partidos, pero esquivando a base de diálogo, generosidad y esfuerzo, cualquier obstáculo en el camino.

Con esa sencillez, PP y Vox rubrican su quinto pacto activo para el gobierno de una región española. A esta hora, sólo podemos lamentar que no hubiera llegado antes de las elecciones generales. Igual que nos entristece la exclusión de Vox del Gobierno de Cantabria, una región que necesitaba un sencillo cambio avalado en las urnas para frenar la corrupción regionalista.

Esperamos con una renovada confianza que el pacto en Aragón sirva de ejemplo y guía para que Génova recupere la sensatez respecto a Murcia y Ceuta y comprenda que, de todas las opciones, una coalición de gobierno sensato con Vox es lo más sencillo y lo mejor.

Como deseo añadido, ojalá este quinto pacto, que podrían y deberían ser siete, sirva para que otras baronías regionales del PP, pongamos que hablamos de Madrid y Andalucía, que tanto deben a Vox, vuelvan a la cordura, recuperen la memoria, sean agradecidas y calmen su ambición sucesoria por el bien de todos los españoles.

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