«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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23 de marzo de 2021

El enésimo error del PP

Reunión entre Casado y Arrimadas

No es cierto que la operación urdida en Moncloa para atraer a lo que queda de Ciudadanos al redil de la izquierda haya sido un fracaso. Si bien es cierto que no se ha conseguido el primero de los objetivos: la toma del poder autonómico, el segundo, la destrucción del partido naranja, ha resultado un triunfo de un socialismo que siempre mira más allá, con planes a medio y largo plazo, en paciente espera y con la confianza plena en el poder de comunicación de su mensaje a través de sus medios subvencionados y públicos.

El Partido Popular no tiene ni una cosa, la estrategia a medio y largo plazo, ni lo segundo, los medios, regalados a la izquierda en un proceso autodestructivo. Esto es un hecho objetivo documentado y no está sujeto a discusión.

La maniobra de Casado de abrir las puertas a todos los que abandonan Ciudadanos es una operación que ya probó el candidato popular en Cataluña, Alejandro Hernández, y que resultó un error descomunal

En estos días, la documentación sobre los problemas estratégicos del Partido Popular aumenta. La maniobra de los centro-centradistas de Casado de abrir las puertas a todos los que abandonan el partido de Inés Arrimadas es una operación que ya probó el candidato popular en Cataluña, Alejandro Hernández, y que resultó un error descomunal. Y está documentado que Hernández incorporó como números dos y tres de su lista a dos ciudadanitas y el resultado fue el de llevar al PP, aquel partido de gobierno que una vez fue, al borde de la desaparición en Cataluña. 

Es cierto que las ideas defendidas por Ciudadanos, liberales en lo económico; socialistas en lo social, son compatibles con el cortoplacismo de los mandos del PP, pero en ningún caso son compatibles con la mayoría de la base de electores del Partido Popular, cansados de tanto izquierdismo en nombre del centrismo. Meter al zorro en el gallinero —parece mentira tener que recordar que Ciudadanos se creó como partido socialdemócrata y sólo luego, cuando vio que podía asaltar el poder en la derecha, viró (poco) hacia el liberalprogresismo— jamás fue una buena idea.

El Partido Popular, y lo dejamos escrito para que conste, se equivoca al abrir de par en par las puertas de Génova (en venta) a los desertores de Ciudadanos que no han hecho otra cosa más que seguidismo ciego y constante de políticas progres; legisladores compulsivos de la ideología de género, cómplices de la cultura de la cancelación y de la desmemoria histórica, negacionistas de la libertad de los padres a elegir (y rechazar) el tipo de educación que reciben sus hijos, locos por ser aceptados en la cabecera del Orgullo, al servicio ciego y sumiso de los burócratas de Bruselas en nombre de un europeísmo acrítico y un larto etcétera que incluye la subvención incondicional a toda suerte de chiringuitos ideológicos de la izquierda.

Si esa es la línea por la que quiere ir Pablo Casado, desatendiendo la debida prudencia a la hora de legislar, el respeto a la voluntad de sus electores y la convicción de que los españoles mayores de edad no necesitan tutelas morales, sino soluciones, está en su derecho de instalar todas las veletas que quiera en Génova. Pero que, una vez más, quede escrito que es un error, como el de no convocar elecciones anticipadas en Andalucía. Si tiene cualquier duda, no tiene más que llamar a lo que queda del Partido Popular en Cataluña.

Quizá le atienda el teléfono una exnúmero dos del ministro socialista Manuel Valls.

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