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24 de junio de 2021

España sobrevivirá a Sánchez

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Europa Press

Si creyéramos al presidente Sánchez y confiáramos en que su error, inmenso error, de indultar a los golpistas catalanes es una expresión de un intento bienintencionado de solucionar la polarización en la que malvive la región de Cataluña, todas las declaraciones de las últimas horas, no ya de los indultados, sino de los partidos secesionistas que los sustentan y ciertas instituciones catalanas que lo son en cuanto españolas, obligarían al presidente a cubrirse la cabeza con ceniza y a dimitir como máxima expresión de su fracaso y humillación.

Insistimos: si le creyéramos. Con una falsa Europa como excusa y con la concordia como eslogan vacío, Pedro Sánchez engaña a los españoles (a los que quieran ser engañados) al decir que su objetivo al indultar a unos delincuentes es el de solucionar la fractura que ellos han creado en la sociedad catalana. Si tal cosa fuera posible, si indultar a un pederasta permitiera recuperar la inocencia de la víctima, la idea de Sánchez de solucionar ese problema creando uno mayor y más detestable como es el de tensionar a la sociedad española en su conjunto, con desprecio de la Monarquía de todos incluido y de sus indeseables derivadas históricas, sólo se entendería como síntoma de una enfermedad mental no diagnosticada que merecería una revisión psiquiátrica urgente.

Por lo tanto, salvo que creamos que el presidente Sánchez es tonto o está loco, tiene que haber otra explicación al hecho cierto de que el jefe de Gobierno de la nación española reciba satisfecho los aplausos de la bancada socialista tras ser humillado por una caterva de rufianes secesionistas que, en algún caso, lo más recto que tienen es la mirada.

Si esa explicación tiene que ver con un proyecto de aniquilación del régimen de 78, de la monarquía parlamentaria, y su sustitución por un engendro republicano federativo —que no federal— como continuación de la obra comenzada, inconclusa, pero no corregida por Mariano Rajoy, durante los mandatos de Rodríguez Zapatero, nos encontraríamos ante la obra de un estafador profesional, un perjuro y puede que hasta un traidor a la inmensa mayoría del pueblo español.

Elija el presidente del Gobierno cómo quiere pasar a la Historia de una España que, a pesar de la debilidad actual del Estado, ha padecido a lo largo de los siglos a unos cuantos negligentes, un par de hechizados y, sin duda, algún que otro traidor… Y ha sobrevivido a todos.

Sánchez no será la excepción.

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