«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
EDITORIAL
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16 de abril de 2021

Incorregible PP

Durante los últimos cuarenta años largos, hemos esperado lo mejor del Partido Popular. Quizá por el conocimiento personal de sus líderes, a los que conocimos cuando se afiliaron cargados de valores e ideas para servir a España y plantar cara a la izquierda; quizá por el conocimiento, también personal, de la gran base del partido, su militancia, repleta de humanismo cristiano, conservadurismo clásico y un liberalismo pragmático. Decimos que hemos esperado lo mejor del PP durante cuarenta años y a cambio hemos recibido un desplazamiento del centro político a la izquierda que ha colocado al Partido Popular en una posición socialdemócrata que, en comparación y sin exagerar, situaría al PSOE de 1982 en posiciones moderadas tirando a conservadoras.

Gota a gota, el Partido Popular, con una preocupación incorregible por el qué dirán, ha aceptado sin debate todos y cada uno de los puntos de la agenda social de la izquierda, que si en algunos casos supusieron avances para la modernización de España, a partir de 2004, con la llegada por atentado de Zapatero, han sido avances para la destrucción de España y, a más, para la destrucción de la Civilización Occidental de raíz judeocristiana con el abuso de políticas identitarias.

Ayer, en otro de esos abusos patrocinados por la izquierda globalista, los diputados del Partido Popular aprobaron con sus votos una Ley de Infancia sectaria e ideológica parida por Pablo Iglesias que concede al Estado el derecho a tutelar el adoctrinamiento de los niños pasando por encima de los padres, únicos legítimos tutores de sus hijos. Por un melindroso ‘que dirán’, el Partido Popular se rindió ayer en nombre de todos sus votantes y aceptó que la izquierda imponga su modelo educativo obsesivo sexual destructivo e identitario que sólo tiene el objetivo de acabar con la institución más conservadora en el más hermoso sentido de la palabra: la familia.

Desconocemos —porque no las han explicado— las razones que llevaron a los diputados populares de Pablo Casado, alguno de ellos con la insignia de la Agenda 2030 en la solapa, a rendirse sin presentar batalla. Es verdad que en estos 40 años hemos ido disculpando ciertas vergonzosas claudicaciones del antiguo centro-derecha español alegando cuestiones tácticas, incluso estratégicas y hasta electorales. Pero ya no podemos disculparles más, sobre todo cuando hay otra opción de voto.

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