«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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18 de diciembre de 2021

Kast y la independencia de Chile

Por encima de cualquier otro temor, que son enormes siempre que el enemigo es la Internacional de la Miseria que es el Foro de Sao Paulo, hay uno mayor ante la idea de que la izquierda gane las elecciones presidenciales en Chile y un comunista como Gabriel Boric se convierta en el jefe de Estado de una nación que gracias a unas bases sólidas ha sido el gran faro de la prosperidad en la Iberosfera.

Ese temor invencible es el de que, si gana Boric, se habrá vuelto a bendecir el uso de la violencia como herramienta política para acabar con un sistema constitucional de naturaleza liberal que está demostrado que, con todas sus carencias, es el mejor para el avance de las naciones de la Hispanidad. Con todas sus carencias, decimos, y algún error grosero, como permitir que el comunismo opere en libertad.

El 18 de octubre de 2019, esa ideología criminal, camuflada de descontento social, comenzó una campaña de violencia callejera en todo Chile. Esa ultraviolencia de los drugos comunistas fue mal digerida por el Gobierno centrado de Sebastián Piñera, que renunció al uso de la legítima —esta sí— violencia para acabar con las revueltas. Pero Piñera no sólo manseó en tablas, sino en los medios, cuando aceptó un pernicioso referéndum para la creación de una comisión de reforma constitucional. Es decir, que aceptó el paso previo hacia la asamblea constituyente, que son las dos palabras a las que más miedo debería tener el imperio de la ley y la libertad individual y empresarial en la Iberosfera.

El referéndum se aprobó por la desmovilización de la amplia y mayoritaria derecha social chlena, estupefacta ante la cobardía de Piñera. Esa misma mayoría es la que después castigó sin paliativos al heredero de Piñera en la primera vuelta y aupó a José Antonio Kast a la categoria de primer muro de defensa de los valores desacomplejados en defensa de Chile y de su independencia.

La campaña electoral ha estado, sin duda, desequliibrada. José Antonio Kast ha batallado esta eleccion con el apoyo internacional de los firmantes de la Carta de Madrid de la Fundación Disenso. Sin duda, el Foro Madrid, que culminará la obra del centro de pensamiento de VOX, llegará a ser un actor esencial en la lucha por la libertad y el Estado de Derecho en la Iberosfera y en el mundo, pero también es cierto que todavía —todavía— no puede rivalizar con organizaciones como el Foro de Sao Paulo que ha estado tres décadas operando sin oposición gracias a la complicidad que supone el silencio de los pusilánimes moderados.

Porque eso, su independencia, por encima de cualquier otro principio, es lo que se juega Chile en esta segunda vuelta electoral. Una posible, porque por desgracia lo es, victoria de Boric, supondría la sumisión de Chile a los objetivos liberticidas de las poderosas organizaciones supranacionales socialcomunistas que controlan al candidato Boric: el Foro de Sao Paulo y su extension social, el Grupo de Puebla, en el que acaba de entrar de manera institucional el Partido Socialista Obrero Español (por si no quedaba clara la naturaleza totalitaria de Sánchez).

Así, con la compañía de unos pocos, felizmente pocos, Kast  ha conseguido llegar a las puertas de la victoria. Es cierto, tal y como escribe la convencional constituyente Teresa Marinovic en este periódico, que Kast ya ha ganado. Pase lo que pase. El candidato Kast ha demostrado que su programa reactivo, sensato, razonable, desacomplejado, patriótico y familiar, es posible.

Ojalá lo posible se convierta en real en todas las naciones de la Iberosfera. La alternativa, que es el socialismo, es miseria y sumisión. Esperemos que los chilenos elijan a Kast. No por él, sino por ellos y por un Chile libre, próspero y en paz. Y también, claro, por la defensa de la Hispanidad.

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