Más de 10 millones de portugueses están llamados este domingo a las urnas para elegir al próximo Gobierno tras la dimisión en noviembre del socialista Antonio Costa por estar involucrado en un caso de tráfico de influencias y prevaricación.
El pueblo portugués tiene la oportunidad de elegir una alternativa después de décadas de un bipartidismo caduco que ha instalado la corrupción y la inseguridad en el país.
España y todo el continente miran hoy a Portugal, y lo hacen meses antes de unas elecciones europeas que pueden propiciar un cambio de rumbo, el fin de la Europa de los burócratas y la vuelta a un modelo basado en el sentido común, y la defensa del Estado de derecho, la soberanía, la familia y las fronteras fuertes, que guardan la prosperidad, la libertad y la identidad de cada una de las naciones.
Los portugueses tienen motivos para no confiar en los de siempre y dar su voto a CHEGA y a André Ventura, un dirigente que sufre el cordón sanitario del resto de formaciones, que es atacado y perseguido de manera sistemática por los medios de comunicación, que es extremista en la lucha contra la corrupción y que promete un cambio real en Portugal.