Los resultados de las elecciones autonómicas y locales del 28-M suponían un reto para VOX. La formación verde era (y es) decisiva, pero una mala gestión e interpretación de los resultados podía limitar el éxito obtenido en las urnas y frustrar el nacimiento de una alternativa institucional.
Lo difícil era acertar en las negociaciones -en proceso aún-, en la comunicación de éstas y en transmitir serenidad a los españoles. Lo previsible era cometer errores. Y tampoco se le podía exigir mucho más a un partido con apenas cuatro años de presencia en las instituciones y con un crecimiento tan rápido como, en principio, consolidado.
Pero VOX ha vuelto a sorprender. En esta ocasión, por su madurez. Algo que, sumado a su valentía, ha intensificado la histeria de determinados medios de comunicación. Medios que replican la línea editorial de El País y la SER – recuérdese la campaña contra el gobierno de coalición en Castilla y León de VOX y el PP – y que no buscan otra cosa que tapar el ejemplo de madurez del partido que lidera Santiago Abascal.
Lamentablemente, el régimen de editorial único estrenado en Cataluña en 2009 se ha extendido al resto de España. Entonces se pretendió chantajear al Tribunal Constitucional ante la sentencia del Estatuto de Cataluña. Ahora, y con el antecedente del régimen de portada única de la pandemia, donde la portada de toda prensa escrita fue comprada por el gobierno, se ahonda en la demonización de VOX ya sea a cuenta de unos estatutos – qué suerte la del PP que El País no leyó los suyos, idénticos, y no encontró eco después en ondas radiofónicas –; ya sea a cuenta de etiquetas – otra vez El País apunta y otros siguen–; ya sea a cuenta del dominio de grupos secretos – ¿y si sus máximos detractores forman parte de ellos y todo es parte de una estratagema de estos?; ya sea a cuenta hacer un traje a un hombre bueno que, efectivamente, militó en Falange, como tantos fundadores de otra gran organización política de este país y un ex presidente del Gobierno, nada más y nada menos.
Por suerte, los españoles están inmunizados ante la desinformación y contemplan como VOX, lejos de dedicarse a las cosas pequeñas, está en las cosas grandes como lo prueba la madurez demostrada.
