«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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19 de marzo de 2021

Los errores de Áñez

La expresidenta de Bolivia Jeanine Áñez.

La noticia de que la expresidente de Bolivia, Jeanine Áñez, se encuentra en huelga de hambre, exhausta y deprimida en el penal femenino paceño de Obrajes, debería obligar a una reflexión profunda de todas las fuerzas anticomunistas de la Iberosfera.

Nuestra solidaridad con la injusta situación personal de la exmandataria no tiene que ser un obstáculo para repasar los errores que la derecha boliviana cometió tras la destitución y fuga del corrupto Evo Morales. En nombre de una supuesta moderación, el Gobierno provisional de Áñez reincidió en la torpeza cometida por el venezolano Rafael Caldera, que no inhabilitó políticamente a Hugo Chávez cuando tuvo, en derecho, la oportunidad de hacerlo. De aquellos polvos, este lodazal inmundo en el que el Socialismo del siglo XXI ha convertido a Venezuela, uno de los países más prósperos del mundo en la década de los 60.

Áñez y sus correligionarios permitieron que el corrupto partido MAS de Morales siguiera controlando el Congreso y no realizaron la limpieza necesaria en el poder judicial que los socialistas habían corrompido de manera sistemática. Pensaron, e incluso argumentaron, que con la fuga de Evo Morales a la Argentina kirchnerista se cerraba un episodio negro de la historia de Bolivia, sin reflexionar en que para el castrochavismo, los líderes son eventuales y prescindibles. El Socialismo contra el que se negó a combatir Jeanine Áñez en nombre de la moderación es implacable en su objetivo esencial de control de la maquinaria judicial que hoy tiene presa a la expresidente con cargos ridículos que desafiarían hasta la inteligencia más escasa, a la espera de que se le asigne una cama en un dormitorio común de una cárcel de La Paz.

Pero, sin duda, el peor error cometido por la derecha boliviana fue pensar que a este socialismo panamericano, alentado y financiado por organizaciones tenebrosas como el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla donde medra lo peor del castrochavismo de las dos orillas del Atlántico, se le vence dispersando el voto en nombre de la moderación, la concordia y el diálogo. Una moderación que, no nos cansaremos de recalcarlo, no representa más que una absoluta falta de pensamiento y de reflexión sobre cuál es la mejor forma de combatir al socialismo en nombre de la libertad en toda la Iberosfera y del progreso de las naciones y las personas que la componen.

Y a mejor forma es siempre de frente y sin complejos.

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