«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
30 de marzo de 2021

Manipulación pagada por todos

RTVE. Twitter

Una imagen de una playa semillena (o semivacía, depende) de Barcelona con un rotulo de ‘desfase en Madrid’. A falta de imágenes reales, una burda animación informática de las llamadas «fiestas de la vergüenza»… en Madrid. Una mala traducción a una turista francés para que diga ‘Madrid’ cuando no lo ha dicho… En las últimas 24 horas, Televisión Española, un medio público que por recibir enormes sumas de dinero de los contribuyentes debería estar obligado a una exquisita neutralidad, ha acelerado en su manipulación al servicio de una estrategia partidista de la izquierda que domina un Consejo de Administración pactado por políticos que aspiran al control de la información y que no sienten el menor respeto por el dinero que sale de los bolsillos de los empobrecidos españoles.

El problema no es que socialistas, comunistas y nacionalistas sean la mayoría en el Consejo de Administración. Conocemos a la perfección lo que los nacionalistas han hecho con sus televisiones públicas con el consentimiento del bipartidismo. También sabemos, porque no se recatan en decirlo, cuáles son las aspiraciones permanentes de control de la información por parte de la izquierda. Lo que es absurdo es que el Partido Popular, por mor de esa compulsiva tendencia hacia la moderación como forma de rendición, aceptara pactar su presencia en el Consejo de Administración de una televisión pública al servicio de menos de la mitad de los españoles.

Dirán los populares que es mejor pactar y estar, sin entender que sólo sirven de coartada —una vez más— para el uso de la información como herramienta política al servicio de la izquierda pagada con dinero de todos. Con el mismo dinero de nuestro bolsillo (53 millones de euros) con el que se rescata una aerolínea venezolana en quiebra técnica y sin interés estratégico alguno. Y, sin embargo, lo de Televisión Española es peor que lo de Plus Ultra. En concreto 1.127 millones de euros anuales peor (un 12,7 por ciento más en plena crisis que el presupuesto del año anterior).

Pero todo esto, no nos engañemos, lo saben muy bien en lo que queda de Génova. No son tan párvulos como a veces quieren que pensemos. Su problema es, de nuevo, de falta de convicciones a la hora de defender la neutralidad informativa en los medios públicos y el respeto esencial al dinero de los españoles.

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