Desde hace ya décadas, el sistema educativo español, fraccionado en 17 minisistemas ombliguistas y provincianos en mayor o menor grado, ha desplazado del centro de la acción educativa al conocimiento y ha colocado al alumno como punto al que debe confluir todo. Aparte de las deficiencias formativas que cualquiera con ojos y con oídos puede ver en tantos de nuestros hijos formados de esa manera, apartarse del conocimiento ha dinamitado la autoridad de los profesores y la confianza y el respeto de los padres en los docentes.
Confirmado el fracaso de una política educativa que, con alguna resistencia heroica, pero inútil, ha igualado en la mediocridad a los alumnos, las autoridades educativas de la progresía han decidido que es tiempo de ir un paso más allá y eliminar cualquier posibilidad de que los sobrepasados profesores puedan reconocer el mérito, la excelencia y el esfuerzo a través de las notas.
La eliminación de la calificación de ‘Matrícula de Honor’ no es lo menor en la modificación del currículo de Primaria y de la ESO aprobado hoy en el Consejo de Ministros. Podrá parecer que otros horrores anunciados por este Gobierno de incompetentes, como el nuevo sentido socioafectivo (!) de las Matemáticas para que los estudiantes puedan gestionar sus sentimientos hacia la materia, la supresión de las reglas de tres, la eliminación del dictado y del aprendizaje de las conjugaciones o el abandono de la enseñanza de los números romanos, son más graves. Pero no es así. La supresión de las notas numéricas y la eliminación de la Matrícula de Honor desincentivan cualquier espíritu de superación que pueda tener un alumno con vocación de excelencia que, ya puestos, queda legitimado desde hoy para pasar de curso sin ni siquiera tener que esforzarse para demostrar su competencia, como si fueran ministros del sanchismo, matrículas de horror en todas las calificaciones. Incompetentes al cubo. El comunismo se alimenta de la ignorancia. Siempre lo ha hecho.
Claro que si este Gobierno (el que no consultó con la comunidad educativa sus absurdas reformas ideológico-educativas), también elimina la cronología en el estudio de la Historia, no sabemos en qué van a tener que esforzarse. Así, 1212 (MCCXII) será para ellos, si acaso, lo que aspiren a cobrar en el futuro de alguna paguita gubernamental que les evite tener que lamentar no haber estudiado.
El futuro Gobierno que reemplace a este horror educativo socialista que ha abandonado la Filosofía, las capacidades memorísticas y que se centra en todo lo subjetivo e invaluable, tendrá un trabajo ingente para revertir todo el daño que la izquierda ha hecho a España y a varias generaciones de españoles. Si empieza por arreglar el desastre de la Educación, sin complejos, tendrá medio trabajo hecho. No lo duden.