«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
EDITORIAL
|
26 de septiembre de 2023

No dan los números

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo. Europa Press

Si la vida fuese estrictamente justa, este martes Alberto Núñez Feijoo se presentaría a la investidura y no encontraría nada parecido a un aliado en toda la bancada del Congreso de los Diputados. O no se presentaría. Si en cada situación de la vida rigiera la Ley del Talión, el líder de los populares escucharía primero una réplica desganada de un presidente en funciones que ya está centrado en su propia investidura a cambio de lo que queda de España, y después otra mucho más dura de Santiago Abascal.

Si el presidente de VOX quisiera dedicarse a poner al líder de la oposición ante un espejo, le pediría que no nos hiciera perder el tiempo. «No dan los números, y por tanto su intento de conseguir una mayoría alternativa sólo supondrá un balón de oxígeno para Pedro Sánchez», sería una frase maravillosamente equitativa con la anterior actitud del PP si a lo largo de esta tarde llegase a pronunciarla Abascal.

Si quisiera ir un paso más allá y volcar en Feijoo tan sólo una parte de la inquina que su antecesor, Pablo Casado, demostró una vez contra él, Abascal podría acusar al gallego de tener las manos tan manchadas de la sangre de las víctimas de ETA como el PSOE, ya que su partido mantuvo durante los gobiernos de Mariano Rajoy la infame hoja de ruta de José Luis Rodríguez Zapatero, con excarcelaciones de etarras teóricamente moribundos que en la práctica no eran tal, incluidas. 

Si Abascal se hubiera levantado hoy con el día divertido y antepusiera su buen humor a la gravedad del momento, podría preguntarle al candidato por esos «socialistas buenos» cuya existencia nadie ha conseguido probar todavía. Y que, además, cuando de uvas a peras hacen el ademán de aparecer, rematan cada una de sus intervenciones confesando que a pesar de todo han votado a Pedro Sánchez. 

Todo eso no ocurrirá. Feijoo encontrará de nuevo un grupo parlamentario que antepone los intereses de España a los suyos propios, y no será precisamente entre sus propios diputados. Verá a más de una treintena de personas que pudiendo encontrar una satisfacción momentánea en decir, por ejemplo, lo que piensan de Borja Sémper, como Borja Sémper dice siempre que puede lo que cree que debe pensar de ellos, guardarán un exquisito silencio en el peor de los casos. 

Feijoo, como confirmaba Cuca Gamarra este lunes, va a perder la investidura. Ha hecho lo correcto al decidir no regentar una lonja en la que mercadear con la nación. Incluso aunque haya necesitado la presión de algunos medios de comunicación honestos recordándole que con Junts y el PNV no se puede negociar. Está a tiempo, eso sí, de aprender varias lecciones: que no se apuñala a los socios fieles por la espalda, que no se vende la piel del oso antes de cazarla y que el PP no puede seguir eternamente tropezando en la misma piedra. Con que memorice alguna de las tres, su debate de investidura no habrá sido completamente en vano. Aunque no den los números.

TEMAS |

Noticias de España

Fondo newsletter