«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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1 de julio de 2021

No es esto, no es esto

Decíamos el 17 de marzo, cuando Toni Cantó decidió abandonar Ciudadanos después de que lo que queda del partido de Inés Arrimadas decidiera orientar la veleta hacia la izquierda aliada del separatismo, que teníamos la mejor opinión de este actor y político no profesional que, desde sus posiciones de centro-izquierda nacional, tan buenos momentos había dado desde el Congreso de los Diputados y desde la tribuna de las Cortes Valencianas a la causa de la libertad, la unidad de España y el combate anticomunista. Hoy, más que nunca, sinónimos.

Decíamos, y decimos, que esperábamos de Toni Cantó que mantuviera su compromiso público para dar la batalla cultural allá donde fuera. Cuando yunque, política; cuando martillo: comunicación, arte, teatro, cine y la tan necesaria televisión que el PP entregó a la izquierda.

Lo que no esperábamos era que el Partido Popular de Ayuso incumpliera con él, precisamente con él, su compromiso para reducir el gasto político, que es parte esencial de la batalla cultural, y que tras su defenestración judicial de las listas electorales creara de la nada un cargo político de nombre ampuloso e innecesario ad maoirem gloriam de su cuenta corriente. Eso es con exactitud lo mismo que hace la izquierda cada vez que llega al poder. Que si ya es una aberración por sí sola, lo es mucho más en tiempos de crisis severísima como la que atravesamos, cuando cientos de miles de madrileños sufren las consecuencias de la pandemia —a partes iguales— de virus, burocracia y socialcomunismo sin que a ellos nadie les regale una nómina abultada a costa de nuestro dinero.

La batalla cultural, la batalla de las ideas desacomplejadas frente al supremacismo mentiroso de la izquierda, se debe predicar también con el ejemplo de la austeridad y el uso racional y escrupuloso de nuestro dinero. Insistimos en que hasta ahora teníamos la mejor de la opiniones sobre Toni Cantó, sin que su paso de oca a oca, de partido a partido, del centro izquierda al centro centrado, influyera para nada en esa percepción. Pero si mal, muy mal, está que Isabel Díaz Ayuso haya decidido usar dinero público —dinero de los contribuyentes, dinero de nuestros impuestos, dinero que debe ir solo a lo esencial— para pagar un proyecto electoralista como el fichaje de Toni Cantó, mal está que él haya aceptado.

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